miércoles, 9 de octubre de 2024

EL HIJO DE DIOS

 

JUAN 20:27-31 (NTV) Entonces (Jesús) le dijo a Tomás:

-       Pon tu dedo aquí y mira mis manos; mete tu mano en la herida de mi costado. Ya no seas incrédulo. ¡Cree!

-       ¡Mi Señor y mi Dios! exclamó Tomás.

Entonces Jesús le dijo:

-       Tú crees porque me has visto; benditos son los que creen sin verme.

Los discípulos vieron a Jesús hacer muchas otras señales milagrosas además de las registradas en este libro. Pero éstas se escribieron para que ustedes sigan creyendo que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, al creer en Él, tengan vida por el Poder de Su Nombre.

 

Sin duda ¡Jesucristo! Es el Hijo de Dios.

En el pasaje bíblico que estudiamos hoy, el apóstol Juan quiere que sepamos "que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios". (Vs.31 RV60)

 

¡¡¡Crea sin dudar y esté consciente de que Jesucristo es el Hijo de Dios

y que Él está siempre con usted, entonces deje que

dirija sus decisiones y purifique su vida!!!

 

☝🏼 Pero ¿Por qué es tan importante que sepamos y creamos que Él es el Hijo de Dios?

La razón más obvia es porque nuestra salvación, y por tanto nuestro destino eterno, depende de nuestra fe en esta verdad, sin embargo, después de ser salvos, la nueva identidad en Cristo debe seguir transformándonos, pues:

 

1.     El Hijo ofrece una comprensión más profunda del Padre Celestial.

Puesto que Jesús es Dios y hombre, Él está singularmente capacitado para ayudarnos de esta manera. Cuando estudiamos su vida, los aspectos del carácter y los caminos de Dios, que son difíciles de captar por nuestra mente humana, cobran vida por la enseñanza y el ejemplo de Cristo.

2.    También nos muestra lo que podemos llegar a ser.

El Padre ha prometido transformar a cada uno de sus seguidores a la semejanza de su Hijo. Aunque nunca seremos perfectos, ni tendremos los atributos Divinos de Cristo, podemos tener Su carácter en nuestras vidas si nos sometemos al Espíritu Santo. Cristo es nuestro ejemplo de las actitudes, palabras y acciones que agradan a Dios Padre.

3.    Otra manera como el Señor nos afecta es inspirando nuestra gratitud.

Reconocer el sacrificio que Él hizo por nosotros al despojarse de la Gloria Divina para ser nuestro Salvador, nos llena de alabanza y agradecimiento.

 

Permita que Jesús le motive a tener una vida de pureza. Puesto que Él mora en cada creyente por medio de su Santo Espíritu, en nuestras vidas no tienen cabida pensamientos, actitudes, palabras y acciones egoístas y pecaminosas.

 

CONFESIÓN DE FE:

ESTOY PLENAMENTE CONVENCIDO DE QUE JESÚS ES EL CRISTO, EL HIJO DE DIOS Y QUE MORA EN MÍ PERMANENTEMENTE POR MEDIO DE SU ESPÍRITU SANTO, POR TANTO, DEJARÉ QUE ÉL DIRIJA MIS ACCIONES Y PURIFIQUE MI VIDA.

 

ORACIÓN:

Padre Santo, Elohim Kedoshim, Dios Santo (Levítico 19:2). Mi amado Rey y Señor Jesús, Adonai Mekaddesh, el Señor que Santifica (Ezequiel 37:28), Hijo del Altísimo, sé que eres Santo, Único, Especial y Singular, pues no hay nadie ni nada como Tú, eres puro y libre de cualquier error. Yo sé, mi Señor, que la santidad viene de acercarse a Ti, y mientras más me acerque más santos seré, por eso hoy vengo a tu presencia en busca de esa dirección, de la instrucción suficiente y necesaria para llevar a cabo los propósitos por los cuales me has creado, y llevar una vida de pureza que refleje el Cristo que hay en mí, y la transformación de mi corazón y mis actitudes. Gracias Señor Jesús, Hijo de Dios, por ser mi modelo de vida; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri