jueves, 12 de mayo de 2022

MAYORDOMÍA Y PROSPERIDAD

 

LUCAS 12:13-21 Entonces alguien de la multitud exclamó: Maestro, por favor, dile a mi hermano que divida la herencia de nuestro padre conmigo. Jesús le respondió:

-       "Amigo, ¿quién me puso por juez sobre ustedes para decidir cosas como esa?

Y luego dijo:

-       ¡Tengan cuidado con toda clase de avaricia! La vida no se mide por cuánto tienen".

Luego les contó una historia:

-       Un hombre rico tenía un campo fértil que producía buenas cosechas. Se dijo a sí mismo: "¿Qué debo hacer? No tengo lugar para almacenar todas mis cosechas". Entonces pensó: "Ya sé. Tiraré abajo mis graneros y construiré unos más grandes. Así tendré lugar suficiente para almacenar todo mi trigo y mis otros bienes. Luego me pondré cómodo y me diré a mí mismo: 'Amigo mío, tienes almacenado para muchos años. ¡Relájate! ¡Come y bebe y diviértete!'". Pero Dios le dijo: "¡Necio! Vas a morir esta misma noche. ¿Y quién se quedará con todo aquello por lo que has trabajado?". "Así es, el que almacena riquezas terrenales, pero no es rico en su relación con Dios es un necio". (NTV)

 

De cómo el éxito y el dinero están directamente relacionados con la correcta mayordomía y el concepto claro de prosperidad.

 

¡¡¡La creencia de que tener dinero equivale a tener éxito,

es un error generalizado!!!

Éxito verdadero significa llegar a ser lo que Dios quiere que uno sea, y hacer

el trabajo que Él nos ha encomendado como mayordomos de su creación

 

En el pasaje que estudiamos hoy, Jesús dijo que el hombre de la historia que relató fue un necio, porque pasó su vida procurando tener riquezas, pero no fue rico para con el Señor. La actitud de idolatría por el dinero se revela por el deseo insaciable de tener más. Así pues, siempre que la preocupación por el dinero ocupa el primer lugar en nuestros pensamientos y comienza a dictar nuestras metas y nuestros deseos, podemos saber que hemos sucumbido al pecado de la avaricia. Angustiarse por el dinero es, en realidad, una señal de advertencia de que no solo hemos puesto mal nuestras prioridades, sino también una falta de confianza en Dios. El dinero es muy importante para la vida, pero nunca debe tomar un lugar más alto de lo que el Señor quiere. Todo le pertenece a Dios, nosotros somos simplemente mayordomos de todo lo que Él nos confía, y un día daremos cuenta de cómo usamos lo que nos dio para administrar. Nuestra meta no debe ser volvernos ricos, sino ser hallados fieles. En su gran sabiduría, el Señor ha dispuesto un remedio para nuestra tendencia a estimar demasiado al dinero.

 

Darlo con liberalidad y alegría rompe las ataduras de la codicia, nos enseña a confiar en el Señor y a obedecerle, y es una oportunidad por medio de la cual podemos acumular tesoros en el Cielo.

 

CONFESIÓN DE FE:

ESTOY PLENAMENTE CONVENCIDO DE QUE DEBO CONCIENTIZARME DE QUE, SI MI HAMBRE POR LAS RIQUEZAS DE ESTE MUNDO ES MÁS GRANDE QUE LA DE LAS RIQUEZAS DE CONOCER A DIOS, ESTOY SUBIENDO POR LA ESCALERA EQUIVOCADA DEL ÉXITO Y LA PROSPERIDAD.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, Jehová Jireh, Dios es mi Proveedor (Génesis 22:14). Mi amado Señor Jesús, Dios Todopoderoso eres Tú, sé que todo lo ves y estás consciente de nuestros problemas y necesidades y te has comprometido a proveer por las de quienes en Ti confiamos y buscamos las riquezas de tu Reino. Gracias quiero darte hoy mi Señor, porque puedo estar tranquilo y seguro de que tus promesas de éxito y prosperidad son ciertas, pero también dependen de mi confianza en Ti, y gracias a todo lo que ha sido evidente en mi nueva vida al lado tuyo puedo acumular tesoros en el Cielo. Gracias, mi Señor y Salvador Jesucristo, porque te hiciste pobre, para con tu pobreza hacernos ricos a nosotros (2 Corintios 8:9); he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri