jueves, 8 de diciembre de 2016

¿PREPARADO?

 

HEBREOS 2:14-18 Los hijos de una familia son gente de carne y hueso, por eso Jesús se hizo de carne y hueso igual que ellos. Sólo así pudo morir y con su muerte derrotar al diablo, quien tenía el poder de la muerte. Jesús se hizo hombre para liberar a los hombres, quienes habían estado esclavizados toda la vida por temor a la muerte. Sabemos que Jesús vino a rescatar a los descendientes de Abraham, no a los ángeles. Por lo tanto, era necesario que Jesús fuera igual a sus hermanos en todo sentido. Se hizo como nosotros para poder ser sumo sacerdote fiel y compasivo en su servicio a Dios. De esta manera Jesús pudo ofrecer un sacrificio que quita los pecados de la gente. Jesús mismo sufrió y fue tentado, por eso puede ayudar a aquellos que son tentados. (P.D.T.)


©  ¿Preparado para recibir el regalo de Dios?

Una de las cosas que más disfruto de la temporada navideña, es ver la alegría en los rostros de los niños. Cuando mi hermano y yo éramos pequeños, pasábamos los días previos a la Navidad mirando los regalos envueltos que estaban bajo el árbol, tratando de averiguar lo que había en cada uno de ellos y cual era para quien. Había una emoción en nuestros corazones que nos iluminaba los ojos. En el día de Navidad, nos levantábamos temprano esperando que llegara la hora de la repartición y correr hacia el árbol para ver qué regalos habíamos recibido. No importaba lo que íbamos a comer ni lo que había en la casa para la fiesta, solo ansiábamos abrir los paquetes y comenzar a disfrutar de los nuevos juguetes.

 

La mayoría de los niños hacen lo mismo; no se les ocurriría simplemente admirar los vistosos paquetes y dejarlos sin abrir, pero eso es precisamente lo que hace mucha gente con el regalo más grande de todos, la salvación. Es por esto que, para algunas personas, estas semanas antes de la navidad son un tiempo muy difícil del año. Es comprensible que la soledad, las presiones económicas, los sueños insatisfechos y las expectativas no cumplidas, puedan desanimar el espíritu de una persona en una temporada en la que todos debiéramos estar alegres. Pero al mantener nuestros ojos en Aquel que nos ha dado todas las cosas, podemos concentrarnos en lo que no nos puede ser quitado, en vez de lo que no tenemos. El enemigo quiere robarle su felicidad en esta y todas las Navidades, haciendo que la temporada signifique de todo, menos el nacimiento de Cristo y la razón que tuvo Él para venir, según el pasaje que estudiamos hoy.

©  Le animo a desenvolver y disfrutar el regalo de salvación de Dios, el regalo más grande de todos los que haya podido recibir en su vida.

 

CONFESIÓN DE FE:

HOY ME PREPARO PARA LA GLORIA VENIDERA, ACEPTANDO LOS MOMENTOS DIFÍCILES QUE DEBO ATRAVESAR PARA ENTENDER LAS COSAS QUE, DENTRO DE MÍ, AUN NO ENTIENDO, Y DISFRUTAR SIN REPAROS EL REGALO DE LA SALVACIÓN.

 

ORACIÓN:

Señor Jesús, Emanuel, Dios con nosotros (Isaías 7:14). Padre Celestial, gracias por el regalo de la salvación, el más grande que podemos recibir en esta temporada y siempre, por medio del sacrificio de tu amado Hijo Jesucristo. Gracias porque tu Presencia no está hoy día limitada o circunscripta al tabernáculo, al templo, sino que la has hecho accesible a todos aquellos que creemos en Jesús, que confiamos en Él como nuestro único salvador. Así que ayúdanos hoy para hacernos sensibles a tu Presencia de manera que podamos experimentar el poder de tu Santo Espíritu actuando en nuestras vidas y en la de nuestros semejantes a través nuestro. Gracias Señor Jesús porque tú me haces vivir seguro por siempre estando de tu mano, anhelo tu Presencia en mi vida, estoy preparado para verte, oírte y sentirte, ven Señor mío. Amén.


Juan Manuel Lamus O.