miércoles, 14 de julio de 2021

TRAMPOLÍN

 

LUCAS 5:3-11 Al subir a una de las barcas, Jesús le pidió a Simón, el dueño de la barca, que la empujara al agua. Luego se sentó en la barca y desde allí enseñaba a las multitudes. Cuando terminó de hablar, le dijo a Simón:

-       Ahora ve a las aguas más profundas y echa tus redes para pescar.

-       Maestro, respondió Simón, hemos trabajado mucho durante toda la noche y no hemos pescado nada; pero si Tú lo dices, echaré las redes nuevamente.

Y esta vez las redes se llenaron de tantos peces ¡que comenzaron a romperse! Un grito de auxilio atrajo a los compañeros de la otra barca, y pronto las dos barcas estaban llenas de peces y a punto de hundirse.  Cuando Simón Pedro se dio cuenta de lo que había sucedido, cayó de rodillas delante de Jesús y le dijo:

-       Señor, por favor, aléjate de mí, soy demasiado pecador para estar cerca de Ti.

Pues estaba muy asombrado por la cantidad de peces que habían sacado, al igual que los otros que estaban con él. Sus compañeros, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, también estaban asombrados. Jesús respondió a Simón:

-       ¡No tengas miedo! ¡De ahora en adelante, pescarás personas!

Y, en cuanto llegaron a tierra firme, dejaron todo y siguieron a Jesús. (NTV)

 

De los pasos, aparentemente pequeños pero seguros, que el Señor nos pide que demos para conducirnos hacia un gran destino.

 

Las sencillas peticiones de Dios son a menudo trampolines

para recibir Sus bendiciones, y aunque podemos verlas como triviales…

¡¡¡El Señor las ve como algo muy importante!!!

 

El apóstol Pedro es un maravilloso ejemplo de un hombre que dio pasos pequeños hacia un gran destino: Cuando Jesús le pidió a Pedro que lo llevara mar adentro en su barca, el pescador podría haber dicho que no. Después de todo, había trabajado toda la noche y probablemente estaba agotado. Pero al dar este pequeño paso, Pedro recibió un asiento de primera fila para escuchar al Maestro más grande del mundo y comenzar una aventura que transformó su vida. Aunque la primera petición de Jesús fue de lo más común, la siguiente sería todo un reto para lo que Pedro consideraba lógico. Dirigirse a aguas profundas al mediodía para atrapar peces era absurdo para este avezado pescador. A veces, Dios nos pide que hagamos lo que parece poco razonable, pero recuerde que el Señor no está obligado a actuar dentro del ámbito de lo normal o lo lógico. Si Pedro se hubiera negado a acceder a esta insólita petición, no habría visto algo tan grande en su vida, y no me refiero a los peces. Este milagro abrió los ojos de Pedro para que viera a su Mesías. Cuando salió de esa barca, los peces no significaban nada para Pedro, porque Jesús se había convertido en su todo.

 

El Señor no está esperando que nosotros hagamos algo grande e impresionante para Él; simplemente nos llama a obedecerle dando un paso a la vez.

 

CONFESIÓN DE FE:

NO ME PERDERÉ LA GRAN AVENTURA QUE DIOS TIENE PARA MÍ. AUN CUANDO SUS CAMINOS O PETICIONES PAREZCAN POCO RAZONABLES, LE OBEDECERÉ Y SEGURO VERÉ CLARAMENTE MI GRAN DESTINO.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, El HaNeeman, el Dios Fiel (Deuteronomio 7:9). Mi amado Rey y Señor Jesucristo, sé que todo lo que Tú dices y haces es 100% confiable; Tú, en Sí mismo, eres completamente confiable. Es por eso por lo que hoy vengo a someterme sin condiciones ni reparos a tus órdenes y peticiones, a esa gran aventura de vida, que con seguridad me llevarán ese gran destino que ya has diseñado para mí. Solo déjame saber lo que tengo que hacer, porque estoy dispuesto a obedecer, con la seguridad de que tus peticiones son un trampolín para recibir las grandes bendiciones que tienes para mí. Gracias, mi Señor y Salvador Jesucristo; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!

 

Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri