martes, 2 de marzo de 2021

¡LO SÉ!

 

HECHOS 17:10-12 Esa misma noche, los creyentes enviaron a Pablo y a Silas a Berea. Cuando llegaron allí, fueron a la sinagoga judía. Los de Berea tenían una mentalidad más abierta que los de Tesalónica y escucharon con entusiasmo el mensaje de Pablo. Día tras día examinaban las Escrituras para ver si Pablo y Silas enseñaban la verdad. Como resultado, muchos judíos creyeron, como también lo hicieron muchos griegos prominentes, tanto hombres como mujeres. (NTV)

 

"Experiencia es el nombre que damos a nuestras equivocaciones". (Oscar Wilde)

Hay palabras que son poderosas, por ejemplo, decir un "te amo", "gracias"; cuando usted dice estas palabras las personas se sienten llenas y plenas, se sienten bien, como debió sentirse usted cuando se las dijeron. Pero, así como hay palabras poderosas para bendecir, para animar, para levantar, también hay palabras peligrosas que pueden destruir una vida. Sin embargo, quiero hablarles de dos palabras que una vez pronunciadas, hacen que su mente se cierre a toda posibilidad y hasta pueden eliminar su capacidad de aprendizaje. Estas palabras son: "Lo sé"

 

Todos algunas veces llegamos a pronunciarlas, cuando estábamos en el colegio, cuando fuimos a la universidad, sabíamos todo y llegamos al matrimonio diciendo: "Lo sé", "sé cómo tratar esta situación", "sé cómo lidiar con los problemas". Estamos en el trabajo y decimos: "Lo sé", "no hay nadie que lo haga como yo", "así me lo enseñaron". Con mucha frecuencia utilizamos estas palabras o decimos: "He intentado esto antes y sé que no funcionará", "Sé que no es aplicable a mi negocio o a mi vida", "Yo sé lo que tengo que hacer". Estas palabras, "Lo sé", han causado muchos problemas, desde divorcios hasta quiebra de negocios y algunos han muerto creyendo que lo saben todo.

La vida es aprendizaje, cuando se deja de aprender, se muere.

¿Realmente lo sabe? ¿Qué es lo que sabe?

A veces lo que "sabemos" es una creencia limitante. Puede ser una opinión o una percepción y no un hecho. La mayoría de las personas dan todo por un hecho y eso muchas veces ha impedido que seamos lo que hemos sido llamados a ser.

¿Cuántas cosas hemos dado por hecho?

¿De cuantas cosas nos hemos perdido en la vida dándolas por verdaderas?

 

Necesitamos aprender como la gente de Berea, que cada día escudriñaban las Escrituras para ver si lo que Pablo y Silas enseñaban era cierto. En la vida y en los negocios no es lo que usted sabe lo que realmente importa, es lo que hace con lo que sabe, es la acción que toma para moverse en la dirección de sus objetivos y alcanzar sus sueños.

La próxima vez que esté a punto de pronunciar las palabras "Lo sé", tome una pausa por un momento y piense que puede aprender de eso, no se cierre a nuevas realidades, posibilidades y oportunidades.

 

¡¡¡Aprender es tener la competencia de producir resultados distintos y efectivos!!!

Cuando vivimos en una actitud de aprendizaje podemos ayudar a la gente que nos rodea y expandir la capacidad de acción, podemos movernos a otros niveles

 

CONFESIÓN DE FE:

PUDIERA PARAFRASEAR: "NO TE APRESURES EN TU ESPÍRITU A DECIR "LO SÉ"; PORQUE "LO SÉ" REPOSA EN EL SENO DE LOS NECIOS" (ECLESIASTÉS 7:9). HOY ES UN BUEN DÍA PARA APRENDER, PARA IR POR MÁS EN LA VIDA.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, El Deot, Dios de todo Conocimiento (1 Samuel 2:3). Mi amado Rey y Señor Jesús, Dios Omnisciente eres Tú, conoces todo y eres la fuente de todo conocimiento, y es por eso por lo que cualquier conocimiento que tengamos los hombres, sé que de Ti proviene. Gracias quiero darte hoy mi Señor, por traer a mi vida esta profunda verdad y poder así reconocer que Tú eres el único proveedor de la sabiduría que yo pueda obtener cuando de mi corazón clamo pidiéndotela, para que de mi boca no salga, y si es posible nunca, esa odiosa frase: ¡Lo sé!; pues seguramente lo único que logro con eso es limitar el conocimiento que solo Tú puedes traer a mi vida. Gracias, mi amado Señor y Salvador Jesucristo por tu sabiduría y conocimiento, y el que a mi vida traes; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri