lunes, 26 de febrero de 2018

EL PELIGRO

 

1 SAMUEL 18:7-12 Y mientras danzaban, las mujeres cantaban y decían: "¡Saúl derrotó a sus miles! ¡Y David a sus diez miles!". Saúl se enojó muchísimo. Estas palabras le desagradaron, y pensó: "A David le dan diez miles, y a mí me dan miles. ¡No le falta más que el reino!". Desde aquel día en adelante, Saúl miraba con sospecha a David. Aconteció al día siguiente que un espíritu malo de parte de Dios se apoderó de Saúl, y este desvariaba dentro de su casa. David tañía el arpa con su mano, como lo hacía día tras día, y Saúl tenía una lanza en la mano. Entonces Saúl arrojó la lanza pensando: "¡Clavaré a David en la pared!". Pero David lo esquivó dos veces. Saúl temía a David porque el Señor estaba con él, mientras que se había apartado de Saúl. (RVA'15)

 

♥ Del peligro de la amargura. (Leer 1 Samuel 18)

El rey Saúl lo tenía todo: la unción de Dios; al profeta Samuel para guiarlo; el poder y la riqueza del reino de Israel; la aprobación del pueblo. Sin embargo, murió amargado. 

 

♥ ¿Qué pasos lo llevaron a su caída?

1.   La ira. Cuando Goliat fue derrotado, la multitud alabó a Saúl como quien había matado a miles, pero a David como quien había acabado con diez miles. Pero en vez de alegrarse de que Dios había levantado a alguien para matar al gigante, Saúl se enojó con David por recibir más alabanza que él.

2.   La forma equivocada de pensar. El violento temperamento de Saúl afectó su mente y empezó a sospechar de los motivos de David. Comenzó a pensar que, ya que el Señor estaba con David, el joven quería apoderarse del reino.

3.   El temor. Este sentimiento llevó a Saúl a tratar de destruir a David.

4.   El rechazo. El rey echó a David de su presencia.

5.   El pánico. El temor de Saúl creció con los éxitos militares de David y con el creciente amor del pueblo por el joven.

6.   El proceder engañoso. En dos ocasiones, el rey trató de manipular a David ofreciéndole una de sus hijas en matrimonio. Inclusive maquinó para que los filisteos mataran a David, pero falló. La reacción de Saúl fue convertirse en enemigo de David por el resto de su vida. De allí en adelante, la amargura lo controló.

 

Aunque los detalles de nuestras vidas son diferentes a los de Saúl, los pasos que llevan a la amargura son los mismos. Si usted está batallando con este sentimiento, acuda al Señor, arrepiéntase de su pecado y sea libre.

 

CONFESIÓN DE FE:

NO PERMITIRÉ QUE LA IRA, LA DESCONFIANZA, EL TEMOR, EL RECHAZO, EL MIEDO, LA ENVIDIA O LOS ENGAÑOS, ME ROBEN EL GOZO DE DIOS Y ME LLEVEN A LA DESCONFIANZA, LA RUINA Y FINALMENTE A LA AMARGURA.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, Elohim Mauzi, Dios de mi Fortaleza (Salmo 27:1). Gracias Dios Omnipotente pues Tú eres mi escudo y mi fortaleza. Cuando nos damos cuenta que somos débiles, entonces Tú puedes hacernos fuertes cuando estamos contigo y caminamos de tu mano. La amargura es un sentimiento muy dañino, produce envidia, codicia, resentimiento, sensación de impotencia y, sobre todo, insatisfacción y cierto grado de protesta. Hoy clamo a Ti para que ninguno de estos sentimientos se manifieste en mi vida solo porque alguien, o la envidia, o alguna circunstancia quieran amargarme la vida. Yo sé que Tú eres mi escudo; y la fe y la confianza en Ti mi fortaleza. Gracias mi amado Señor y Salvador Jesucristo por librarme de la amargura; he orado en tu Poderoso Nombre. Amén.


Juan Manuel Lamus O.