martes, 1 de agosto de 2023

OYENDO LA PALABRA

 

SANTIAGO 1:22-25 (PDT) Pero no es suficiente con sólo oír el mensaje de Dios. Hay que obedecerlo. Si sólo lo oyen, sin hacer lo que dice, se están engañando a sí mismos. El que oye el mensaje de Dios sin obedecer lo que dice es como el que se mira en un espejo. Se mira en el espejo, se va y pronto olvida lo mal que se veía. Por el contrario, el que se fija bien en la ley perfecta, la que libera a la gente, y la pone en práctica en lugar de ser un oyente olvidadizo, será afortunado en lo que hace.

 

De cómo no ser tan solo oidores olvidadizos de la Palabra, es decir, de la importancia de entender que podemos y debemos oír realmente la Biblia con oídos espirituales y entonces hacerla o ponerla en práctica.

 

Si un sirviente, empleado o trabajador escuchara un mandato y no lo hiciera, el castigo caería sobre él con rapidez. Yo no puedo engañarme creyendo que puedo solo oír lo que Dios me dice y no hacerlo, las consecuencias pronto las sentiría en mi vida. Muchas personas confunden el placer que obtienen al escuchar la palabra de Dios con el cristianismo y la adoración a Dios. La mente se deleita ante la verdad presentada con claridad, la imaginación se regocija mediante las ilustraciones y los sentimientos se despiertan por sus aplicaciones. Los conocimientos le proporcionan placer a una mente activa, pero nada tiene más valor que la puesta en práctica de la verdad recibida en el corazón. Es por eso que no debemos escuchar o leer la Biblia solamente como un deber, cuya realización se cree que es un servicio religioso. Un deber cumplido fielmente alivia la conciencia y proporciona satisfacción. Difícilmente nos damos cuenta del poco valor que tiene esto, a menos que deseemos de todo corazón hacer al pie de la letra lo que Dios dice que hagamos. Es en la habitación interior, en la vigilia matutina, donde se debe combatir y superar el engaño de solo ser un oidor. Jesús dijo:

"El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios". (JUAN 7:17)

 

¡¡¡Solo el corazón que se deleita en la lectura de la Palabra de Dios

y ha tomado la decisión firme de oírla realmente y guardarla en todo,

recibirá la iluminación Divina que revela espiritualmente

las doctrinas de Cristo en su origen y poder Divinos!!!

 

En la vida, las ciencias, las artes y/o los negocios, el único modo de saber, de adquirir experticia, verdaderamente es hacer. Si un hombre no puede hacer algo, no lo conocerá a fondo. El único modo de conocer a Dios y probar sus bendiciones es haciendo su voluntad. Esto nos demuestra si creemos en un Dios creado por nuestros propios sentimientos y la imaginación o si se trata del Dios vivo y verdadero que rige todas las cosas y obra en todo. Sólo el hacer su voluntad demuestra que la amamos, la aceptamos y nos unimos a ella.

 

No hay ningún modo posible bajo el cielo de estar unido a Dios más que el someterse a su voluntad al hacerlo todo.

 

CONFESIÓN DE FE:

NO QUIERO ENGAÑARME CON SOLO DELEITARME EN ESCUCHAR LA PALABRA DE DIOS, SIENDO SOLO UN OIDOR OLVIDADIZO. EL MUNDO SE ENCUENTRA LLENO DE OIDORES, YO QUIERO SER UN CRISTIANO PRÁCTICO, QUE LA OYE Y LA HACE.

 

ORACIÓN:

Dios y Señor Nuestro, Adonai, Rey de reyes y Señor de señores (Deuteronomio 10:17). Mi amado Rey y Señor Jesucristo, hoy vengo a declarar en tu presencia que ya no quiero ser solo un oidor de tu Palabra. Hoy he meditado seriamente sobre esto y he llegado a la conclusión que la Biblia necesita ser practicada en mi vida para demostrar todo su potencial. No quiero ser un experto mental y un erudito profundo sino no he permitido que tu Palabra tome vida en mí, que ella se haga viva por medio de mi actuar conforme a tu buena, agradable y perfecta voluntad. Gracias Padre Celestial por tomar el control absoluto de mi vida; he orado en el Poderoso Nombre de Jesús ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri