jueves, 23 de abril de 2015

COSTO

 

MATEO 10:32-39 Todo aquel que me reconozca en público aquí en la tierra también lo reconoceré delante de Mi Padre en el cielo; pero al que me niegue aquí en la tierra también Yo lo negaré delante de Mi Padre en el cielo. ¡No crean que vine a traer paz a la tierra! No vine a traer paz, sino espada.  "He venido a poner a un hombre contra su padre, a una hija contra su madre y a una nuera contra su suegra. ¡Sus enemigos estarán dentro de su propia casa!". Si amas a tu padre o a tu madre más que a Mí, no eres digno de ser Mío; si amas a tu hijo o a tu hija más que a Mí, no eres digno de ser Mío. Si te niegas a tomar tu cruz y a seguirme, no eres digno de ser Mío. Si te aferras a tu vida, la perderás; pero, si entregas tu vida por Mí, la salvarás. (N.T.V.)

 

©      El costo de ser discípulo. (Leer Mateo 10:24-42)

La salvación es un regalo de Dios que nos llega por la fe en Su Hijo. Jesús hizo todo lo necesario para lograr nuestro perdón y la reconciliación con el Padre. No podemos agregar nada a este arreglo; nuestra tarea es simplemente creer.

Pero, a partir de este punto, cada uno de nosotros debe tomar una decisión:

©      ¿Seguiremos a Jesús, o viviremos despreocupadamente haciendo lo que queremos?

 

Si usted limita su cristianismo al simple hecho de sentarse y calentar una banca los domingos por la mañana, estará desaprovechando la aventura más fantástica de su vida. Ser un discípulo de Cristo exige que estemos involucrados activamente en nuestra relación con Él y en el servicio a los demás.

 

Jesús nunca pintó un panorama color de rosa cuando llamó a las personas a seguirle. Dijo muy claramente que convertirse en su seguidor exigiría abnegación, sacrificio y sufrimiento. Con esta descripción del trabajo, no es de extrañar el porqué muchos creyentes han tratado de hacer del cristianismo un deporte para espectadores. Seguir a Jesús significa que Él dirige nuestras vidas, de eso se trata el morir al yo personal. Renunciamos a nuestros deseos y nos sometemos a su voluntad, aunque sea difícil o no esté de acuerdo con nuestras preferencias. Si usted no comprende cuán bueno, tierno y sabio es nuestro Dios, andar en Su voluntad puede parecer intimidante o incluso absurdo. Quienes se niegan a sí mismos para seguir a Cristo, descubren que no pierden nada y lo ganan todo. Aun en medio del dolor y el sufrimiento, Él da a Sus discípulos la paz interior y el gozo que trasciende a las circunstancias.

©      ¿Está usted siguiendo la voluntad de Dios o la suya?

 

CONFESIÓN DE FE:

SÉ QUE LA SALVACIÓN ES GRATIS, ES UN MILAGRO INMEDIATO QUE YO MISMO GÉNERO, PERO TAMBIÉN SÉ QUE EL DISCIPULADO, TAL VEZ, ME VA A COSTAR TODO LO QUE TENGO, Y ESTOY DISPUESTO A PAGAR EL COSTO PARA SER UN VERDADERO SEGUIDOR DE CRISTO.

 

ORACIÓN:

Señor Jesús, Rabí, mi Maestro, mi Mayor (Mateo 23:8). Mi amado Maestro, Rey y Señor Jesucristo, gracias quiero darte hoy porque has sido mi discipulador, mi verdadero mentor, maestro, instructor, educador y director; gracias por Tu Espíritu Santo que me dirige, me aconseja y me redarguye; y por Tu Palabra que funge como instrumento, como manual de Tu valiosa y poderosa guía para que mi vida sea la de un verdadero seguidor Tuyo. Sé que no es fácil, pero hoy te digo que estoy dispuesto a pagar el costo del discipulado que Tú quieres para mí. Gracias mi Señor y Maestro Jesucristo por dedicar tiempo para mi crecimiento en todas las áreas de mi vida. Amén.

 
Juan Manuel Lamus O.