miércoles, 22 de noviembre de 2023

FALLAS

 

LUCAS 15:20-24 (NTV) Entonces regresó a la casa de su padre, y cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio llegar. Lleno de amor y de compasión, corrió hacia su hijo, lo abrazó y lo besó. Su hijo le dijo:

-       "Padre, he pecado contra el Cielo y contra ti, y ya no soy digno de que me llamen tu hijo".

Sin embargo, su padre dijo a los sirvientes:

-       "Rápido, traigan la mejor túnica que haya en la casa y vístanlo. Consigan un anillo para su dedo y sandalias para sus pies. Maten el ternero que hemos engordado. Tenemos que celebrar con un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ahora ha vuelto a la vida; estaba perdido y ahora ha sido encontrado".

Entonces comenzó la fiesta.

 

De la verdad bíblica fundamental de que Dios es Padre Misericordioso, de quienes lo reconocemos como tal. (Leer Lucas 15:11-24)

 

La humanidad tiende a proyectar sus fallas en Dios. Esto es particularmente cierto en cuanto a la naturaleza de su amor. Creemos que debemos hacer trueques, implorar o poner empeño para ganarnos el favor del Señor. Pero, así como lo aprendió el hijo pródigo, el amor del Padre Celestial es incondicional.

 

El desobediente hijo pensaba que el amor de su padre había disminuido, por tanto, volvió al hogar esperando encontrar un lugar entre los sirvientes de la familia. Imagine la alegría del muchacho cuando su padre lo recibió con un abrazo y una fiesta. Sin duda, sus acciones no merecían una efusión de amor, pero esta parábola de Jesús trata de un Padre que no da a las personas lo que ellas merecen.

 

Un amor basado en la conducta mantendría a las personas preguntándose:

☝🏼 ¿He hecho lo suficiente?

En vez de eso, Dios se interesa por usted por ser su hijo, y Él no espera nada a cambio. Piense en lo que fue la vida del hijo pródigo después de la fiesta por su regreso al hogar: No se alojó con los criados ni se puso a trabajar con ellos; fue reintegrado a su lugar como el segundo hijo de un hombre rico, con todos los privilegios que eso conllevaba. Asimismo, los seguidores de Jesucristo somos los hijos preciosos de Dios. (2 Corintios 6:18).

 

¡¡¡Cuando Dios mira a sus amados no se concentra en sus fallas, errores, faltas

o pecados, Él ve en los herederos de su Reino, a hombres y mujeres

que lo aman y desean pasar la eternidad en su presencia!!!

 

La Biblia enseña que el Amor de Dios no puede perderse, a pesar de nuestro pecado o de nuestras fallas o malas decisiones.

 

CONFESIÓN DE FE:

ESTOY PLENAMENTE CONVENCIDO DE QUE NO IMPORTA CUÁN LEJOS ME HAYA ALEJADO DEL SEÑOR, QUE SERÉ SIEMPRE BIENVENIDO SI LO BUSCO, Y QUE LOS BRAZOS DE MI PADRE CELESTIAL ESTÁN SIEMPRE ABIERTOS PARA MÍ.

 

ORACIÓN:

Padre Santo, El Rachum, Dios de Compasión (Deuteronomio 4:31). Amoroso y Misericordioso Dios y Señor nuestro, sé que tu naturaleza es de amabilidad, por lo tanto estás lleno de compasión y sentimiento por nosotros tus preciados hijos y estás completamente libre de crueldad o mezquindad. Por eso hoy me apropio de tu promesa de ser Padre, de ser Dios compasivo para mí; sé que nunca nos abandonarás ni te olvidarás del pacto solemne que hiciste con nuestros antepasados. Gracias Padre Santo por tu brazos abiertos permanentemente, listos para recibirnos, para consolarnos y dejarnos saber, que a pesar de nosotros mismos, de todas las fallas que podamos cometer, siempre estás ahí dispuesto a dejarnos experimentar el verdadero Amor del Padre. Gracias Dios mío; he orado en el Poderoso Nombre de Jesús ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri