miércoles, 11 de mayo de 2016

TÁCTICAS

 

JUAN 21:15-19 Después del desayuno, Jesús le preguntó a Simón Pedro:

-      Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?  Sí, Señor, contestó Pedro, tú sabes que te quiero.

-      Entonces, alimenta a mis corderos, le dijo Jesús. Jesús repitió la pregunta:

-      Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Sí, Señor, dijo Pedro, tú sabes que te quiero.

-      Entonces, cuida de mis ovejas, dijo Jesús. Le preguntó por tercera vez:

-      Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?  A Pedro le dolió que Jesús le dijera la tercera vez: "¿Me quieres?". Le contestó: Señor, Tú sabes todo. Tú sabes que yo te quiero. Jesús dijo:

-      Entonces, alimenta a mis ovejas. Te digo la verdad, cuando eras joven, podías hacer lo que querías; te vestías tú mismo e ibas adonde querías ir. Sin embargo, cuando seas viejo, extenderás los brazos, y otros te vestirán y te llevarán adonde no quieras ir.

Jesús dijo eso para darle a conocer el tipo de muerte con la que Pedro glorificaría a Dios. Entonces Jesús le dijo: "Sígueme". (N.T.V.)


©  De cómo derrotar las tácticas del diablo.

Todos nosotros pasamos por el valle del fracaso. Pero la pregunta clave es:

©  ¿Qué haremos después?

Lamentablemente, muchos creyentes que tropiezan renuncian a una vida vibrante de servicio en el Reino, aceptando una vida de derrota. Pero el fracaso puede ser también una oportunidad para comenzar a vivir de nuevo con la fortaleza de Cristo.

 

Por su orgullo, Pedro pensó que su fe era más fuerte que la de todos los discípulos, y juró que aunque los demás abandonaran a Jesús, Él jamás lo haría (Marcos 14:.29). Pero cuando llegó el momento de la prueba, negó conocer a Cristo y lo hizo tres veces (Mateo 26:69-75). Satanás esperaba que el discípulo quedara tan herido por su deslealtad, que su fe se viera arruinada. Asimismo, cuando el enemigo nos zarandea, su propósito es arrinconarnos y hacernos inútiles para el Reino de Dios. Es por eso que ataca nuestros puntos fuertes, especialmente las áreas en las que nos consideramos invencibles. Pero si estamos dispuestos, el Señor puede utilizar nuestros fracasos para limpiar nuestra vida, como lo hizo con Pedro. Después de la resurrección, Jesús se reunió personalmente con el discípulo y lo restauró, preparándolo para que se convirtiera en un gran líder. El Señor le aclaró a Pedro que su potencial para servir había sido definido, no por su fracaso, sino por su firme amor a Cristo. Pedro depuso su orgullo, recibió la sanidad que le ofreció el Señor Jesús, y se vistió de valor con la ayuda del Espíritu Santo. Luego arriesgó su vida para llevar el Evangelio, y así otros pudieran conocer de Cristo.

 

CONFESIÓN DE FE:

EL FRACASO FUE EL CATALIZADOR QUE CREÓ EN PEDRO UNA FE MÁS FUERTE Y MÁS AUTÉNTICA, ASÍ MISMO YO NO PERMITIRÉ QUE EL FRACASO ME PARALICE, PUES SE QUE EN REALIDAD ES UN PASO MÁS HACIA EL ÉXITO TOTAL EN CRISTO.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, Jehová Nissi, El Señor es mi Estandarte (Éxodo 17:15). Mi amado Rey y Señor, Dios Omnipotente eres Tú, hoy quiero darte gracias porque sé que estando contigo las tácticas del enemigo no tendrán resultado en mi vida, que seguir tus instrucciones y perfectas indicaciones darán como fruto una vida abundante, como aquella que Tú has prometido a los que te seguimos sin condición y te servimos por amor, como Tú lo has hecho con nosotros. Gracias mi Señor y Salvador Jesucristo por cambiar mi lamento en baile y mis fracasos en pasos hacia el éxito. Amén.


Juan Manuel Lamus O.