martes, 29 de julio de 2014

¿ATRIBULADOS?

 

¿ATRIBULADOS?

 

2 CORINTIOS 1:3-6 Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios que siempre consuela. Él es el que nos conforta en todos nuestros sufrimientos de manera que también nosotros podamos confortar a los que se hallan atribulados, gracias al consuelo que hemos recibido de Dios. Porque, si bien es cierto que como cristianos no nos faltan sufrimientos, no lo es menos que Cristo nos colma de consuelo. Si nos toca sufrir es para que redunde en consuelo y salvación de ustedes; si recibimos consuelo, es para que también ustedes se animen a soportar los mismos sufrimientos que nosotros soportamos. (B.L.P.H.)

 

©      Razones para las tribulaciones, las tormentas de la vida

Al Señor nunca se le toma por sorpresa. Él sabe por todo lo que estamos pasando y está dirigiendo todas nuestras circunstancias tanto para nuestro bien como para su gloria, conforme a su buena voluntad.

 

1.   Uno de los propósitos de las dificultades es limpiarnos.

Por nuestra naturaleza "carnal", y el mundo egocéntrico en que vivimos, es fácil desarrollar actitudes centradas en uno mismo, prioridades confusas y costumbres impías. Por tanto, las presiones que nos sobrevienen en situaciones tormentosas tienen el propósito de llevarnos al arrepentimiento. Nuestras pruebas no son para hundirnos, sino más bien para purificarnos y llevarnos de vuelta a la senda de la reverencia a Dios.

2.   Otra razón para la adversidad es enseñarnos cómo consolar a otros.

La obra de Dios en nuestras vidas no es solamente para nosotros. Está diseñada para que alcancemos a un mundo que no conoce al Señor. Él usa las presiones que enfrentamos para prepararnos en cuanto al servicio a los demás. Cuando padecemos sufrimientos, descubrimos la Suficiencia de Dios, su presencia consoladora y su provisión de fortaleza para ayudarnos a soportar. Nuestro testimonio durante los tiempos de dificultad será auténtico; aquellos a quienes ministramos reconocerán que conocemos y comprendemos su dolor.

 

Reflexionar en el propósito Divino que hay detrás de nuestras dificultades, puede ayudarnos a responder a ellas de una manera que honre a Dios. Las lecciones del Señor normalmente se ponen en claro gradualmente, pero Él estará caminando al lado suyo a lo largo de todo el camino.

 

CONFESIÓN DE FE:

SÉ QUE LAS TRIBULACIONES QUE HE SOPORTADO EN MI VIDA DE LA MANO DE DIOS, ME LIMPIAN Y HAN DADO COMO RESULTADO UN TESTIMONIO DE LA GRANDEZA DE ÉL, Y LA OPORTUNIDAD DE CONSOLAR A MIS SEMEJANTES EN LAS SUYAS.

 

ORACIÓN:

Padre Santo, Jehová El Shaddai, Dios Grande y Todopoderoso (Génesis 17:1). Gracias quiero darte hoy, Señor Jesús,  por tu mano poderosa actuando a mi favor en todas las circunstancias tormentosas que he vivido a través de los años. Sin embrago se que estas han edificado un fundamento para que mis convicciones se manifiesten en el momento oportuno, procurando mi transformación a la imagen de Cristo, pero a la vez siendo consolado permanentemente por tu Santo Espíritu y aprendiendo a consolar a los demás. Gracias mi Señor y Salvador Jesucristo, ayúdame a ser multiplicador de tu obra en mi. Amén.


Juan Manuel Lamus O.