viernes, 14 de junio de 2024

AMOR DE PADRE

 

GÉNESIS 22:1-14 (NTV) Tiempo después, Dios probó la fe de Abraham.

-       ¡Abraham! lo llamó Dios.

-       Sí, respondió él, aquí estoy.

-       Toma a tu hijo, tu único hijo, sí, a Isaac, a quien tanto amas, y vete a la tierra de Moriah. Allí lo sacrificarás como ofrenda quemada sobre uno de los montes, uno que yo te mostraré.

A la mañana siguiente, Abraham se levantó temprano. Ensilló su burro y llevó con él a dos de sus siervos, junto con su hijo Isaac. Después cortó leña para el fuego de la ofrenda y salió hacia el lugar que Dios le había indicado. Al tercer día de viaje, Abraham levantó la vista y vio el lugar a la distancia.

-       Quédense aquí con el burro, dijo Abraham a los siervos. El muchacho y yo seguiremos un poco más adelante. Allí adoraremos y volveremos enseguida.

Entonces Abraham puso la leña para la ofrenda sobre los hombros de Isaac, mientras que él llevó el fuego y el cuchillo. Mientras caminaban juntos, Isaac se dio vuelta y le dijo a Abraham:

-       ¿Padre?

-       Sí, hijo mío, contestó Abraham.

-       Tenemos el fuego y la leña, dijo el muchacho, ¿pero dónde está el cordero para la ofrenda quemada?

-       Dios proveerá un cordero para la ofrenda quemada, hijo mío, contestó Abraham.

Así que ambos siguieron caminando juntos. Cuando llegaron al lugar indicado por Dios, Abraham construyó un altar y colocó la leña encima. Luego ató a su hijo Isaac, y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Y Abraham tomó el cuchillo para matar a su hijo en sacrificio. En ese momento, el ángel del Señor lo llamó desde el Cielo:

-       ¡Abraham! ¡Abraham!

-       Sí, respondió Abraham, ¡aquí estoy!

-       ¡No pongas tu mano sobre el muchacho!, dijo el ángel. No le hagas ningún daño, porque ahora sé que de verdad temes a Dios. No me has negado ni siquiera a tu hijo, tu único hijo.

Entonces Abraham levantó los ojos y vio un carnero que estaba enredado por los cuernos en un matorral. Así que tomó el carnero y lo sacrificó como ofrenda quemada en lugar de su hijo. Abraham llamó a aquel lugar Yahveh-jireh (que significa "el Señor proveerá"). Hasta el día de hoy, la gente todavía usa ese nombre como proverbio: "En el monte del Señor será provisto".

 

El amor de un padre, como el de nuestro Padre Celestial, debería ser el practicado por todos los padres de la terrenales.

 

Una vez una persona muy reconocida de la farándula, dijo la siguiente frase: "Si Dios Padre es tan amoroso, ¿por qué no fue a la Cruz del Calvario?". Este desafortunado pensamiento demostró lo poco que esa persona conocía del amor de un padre terrenal y por supuesto de la profundidad del amor revelado en la Trinidad. Para entender esto, veamos el ejemplo que encontramos en nuestra lectura devocional de hoy; Dios le pide lo inimaginable a un padre terrenal, a Abraham, sacrificar a su amado y único hijo Isaac.  Tan sólo podemos imaginar la agonía que pudo haber en el corazón de este padre, mientras junto a su querido hijo, subía la montaña donde lo sacrificaría; seguramente muchas veces Abraham debió haber deseado ocupar el lugar de Isaac.

 

¡¡¡Nuestro amor como padres terrenales, es tan sólo un leve reflejo

del amor de nuestro Padre Celestial por Su Hijo Jesús y por nosotros!!!

 

☝🏼 Jesús también expresó la estrecha cercanía que había entre Él y Su Padre, al decir:

"Yo y el Padre uno somos" (Juan 10:30). 

☝🏼 Y el apóstol Pablo también nos recuerda en 2 Corintios 5:19, el papel trascendental que cumplió el Hijo: "que Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo…".

Sin duda, Dios Padre, como Padre excepcional, si compartió el dolor de su Hijo Jesús en la Cruz del Calvario.

 

CONFESIÓN DE FE:

ES MARAVILLOSO COMPRENDER QUE TENEMOS UN PADRE CELESTIAL EN LOS CIELOS, Y QUE, DEBIDO AL SACRIFICIO Y RESURRECCIÓN DE SU HIJO, JESUCRISTO, PODEMOS TENER ACCESO AL AMOR DE ESE PADRE CELESTIAL; PUES EL AMOR DE DIOS NO TIENE LÍMITES.

 

ORACIÓN:

Santísima Trinidad, Elohim, Dios y Señor Nuestro, El Oheenu (Salmo 8:9). Padre Celestial, mi amado Señor y Salvador Jesucristo, Espíritu Santo de Dios, el verdadero motivo de mi amor incondicional y con todo mi ser eres Tú. Gracias quiero darte, mi Señor, porque Tú me amaste antes de que, inclusive, hubieras planeado la fundación del mundo, me amaste y me elegiste desde el vientre de mi madre, y no puedo hacer yo nada menos que amarte como Tú deseas, pero no solo por esto, sino por convicción y por todo lo que has hecho, haces y harás en mi vida. Yo te amo sobre todas las cosas Jehová Dios, seré un guardador del pacto de amor infinito e incondicional que Tú me has propuesto, y también lo haré evidente amando a mis semejantes. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri