lunes, 2 de septiembre de 2019

MEDITAR 3

 

SALMO 51:1-8 Ten misericordia de mí, oh Dios, debido a tu amor inagotable; a causa de tu gran compasión, borra la mancha de mis pecados. Lávame de la culpa hasta que quede limpio y purifícame de mis pecados. Pues reconozco mis rebeliones; día y noche me persiguen. Contra Ti y solo contra Ti he pecado; he hecho lo que es malo ante tus ojos. Quedará demostrado que tienes razón en lo que dices y que tu juicio contra mí es justo. Pues soy pecador de nacimiento, así es, desde el momento en que me concibió mi madre. Pero Tú deseas honradez desde el vientre y aun allí me enseñas sabiduría. Purifícame de mis pecados, y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve. Devuélveme la alegría; deja que me goce ahora que me has quebrantado. (NTV)

 

De más beneficios de la meditación en la Palabra de Dios para nuestras vidas.

El viernes pasado vimos tres bendiciones que se obtienen por pasar tiempo con el Señor y meditar en su Palabra.

 

Echemos ahora un vistazo a dos beneficios más:

1.     La meditación produce intimidad genuina con Dios.

Piense en un miembro de su familia o en uno de sus buenos amigos. La clase de relación que comparten no apareció de repente. Por el contrario, es el resultado de una estrecha y larga trayectoria de años, edificada sobre una base de amor y confianza. Tenemos que preguntarnos: ¿Cómo es posible relacionarnos con alguien sin pasar tiempos juntos? Del mismo modo, no podemos mejorar nuestra relación con el Señor a menos que pasemos tiempo con Él.


2.    Nuestra meditación nos permite desarrollar un corazón puro.

Si pasamos tiempo en la presencia del Señor, Él sacará de nuestro corazón las cosas que no deben estar allí. Vemos esto claramente en el arrepentimiento del rey David, como está descrito en el pasaje que estudiamos hoy, este fue escrito después del angustioso reconocimiento por David de su pecado con Betsabé. Por la estrecha relación que tenía con Dios, David no podía esconderse de su pecado. En el versículo 3 clama:

"Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí".

 

El doloroso reconocimiento de lo que había hecho, llevó a David a la reconciliación con el Señor. De la misma manera…

 

¡¡¡Cuando permitimos que nuestra relación con el Señor invada los lugares más oscuros de nuestro corazón, podemos encontrar el aliento para aceptar el amor

y el perdón asombrosos de nuestro Padre Celestial!!!

 

CONFESIÓN DE FE:

RESERVARÉ UN TIEMPO MUY ESPECIAL EN MI COTIDIANIDAD, PARA INVERTIRLO EN LA MEDITACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS, NO SOLO POR LOS BENEFICIOS QUE ESTO TRAERÁ A MI VIDA, SINO POR DISCIPLINA Y OBEDIENCIA, ALLÍ ENCONTRARÉ TAMBIÉN EL AMOR Y EL PERDÓN DE ÉL.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, Elohim Selichot, Dios del perdón (Nehemías 9:17). Mi amado Rey y Señor Jesús, amoroso, misericordioso y perdonador eres Tú, por eso sé que está en tu naturaleza el perdonar, y que tu deseo es concedernos siempre el perdón por todas nuestras faltas y rebeliones, y hacernos libres de la culpa, dándonos la victoria sobre el sentimiento. Por eso hoy quiero darte gracias y a la vez vengo a tu Presencia meditando en tu palabra, apropiándome de la promesa de libertad que Tú me has dado y de que Tú llevas mis cargas, por eso hoy en Ti las deposito, acogiéndome a tu ternura y misericordia, pues tu enseñanza es fácil de poner en práctica al meditarla. Gracias, mi Señor, Salvador y Perdonador Jesucristo por darme hoy, y para siempre, la victoria amparada en tu amor y perdón; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Juan Manuel Lamus O.