martes, 29 de enero de 2019

COMUNICARSE

 

SALMO 37:30,31 La gente buena habla sabiamente y sus decisiones son siempre justas. Siempre llevan las enseñanzas de Dios en su corazón y nunca se apartan de ellas. (PDT)

 

No es lo que decimos sino cómo lo decimos, no es lo que suponemos sino lo que verificamos.

 

Una sabia y conocida anécdota árabe dice que en una ocasión, un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó a llamar a un adivino para que interpretase su sueño.

-       "¡Qué desgracia, mi Señor!" exclamó el adivino, "cada diente caído representa la pérdida de un pariente de vuestra majestad".

-     "¡Qué insolencia!" gritó el Sultán enfurecido, "¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!".

Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos. Más tarde ordenó que le trajesen a un sabio de su reino y le contó lo que había soñado. Éste, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:

-     "¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada, el sueño significa que sobreviviréis a todos vuestros parientes"

Se ilumino el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó le dieran cien monedas de oro. Cuando éste salía del palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:

-      "No es posible; la interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que la del adivino. No entiendo porque al él le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro".

-       "Recuerda bien, amigo mío", respondió el sabio, "que todo depende de la forma en el decir, uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender el arte de comunicarse".

 

De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra, la alegría o la tristeza. Que la verdad debe ser dicha en cualquier situación, de esto no cabe duda, mas la forma con que debe ser comunicada es lo que provoca, en algunos casos, grandes problemas.

La verdad puede compararse con una piedra preciosa, si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado empaque y la ofrecemos con ternura, ciertamente será aceptada con agrado como una joya.

 

CONFESIÓN DE FE:

PROCURARÉ REFRENAR MI LENGUA DE HABLAR MAL Y MIS LABIOS DE PROFERIR ENGAÑOS Y VITUPERIOS; PROCURARÉ HABLAR VERDAD CON AMOR, COMUNICARME ADECUADAMENTE; CLARA, SENCILLA Y FAMILIARMENTE; Y NO SUPONER SINO VERIFICAR.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, Eloeh Eloah, Dios Poderoso, Fuerte y Prominente (Génesis 33:20). Gracias quiero darte hoy Jesús, Dios y Señor mío, por enseñarme por medio de tu Palabra a comunicarme adecuadamente; pues bien dices, que en mi boca está el poder de la vida y de la muerte y me has exhortado a que hable bendición y no maldición, salud y no enfermedad, prosperidad y no pobreza. Por tanto, hoy clamo a Ti para que me ayudes a guardar mi lengua del mal y para que el estudio concienzudo y continuado de tu Palabra me ayude a renovar mi mente, y para que ella se anide en mi corazón y de ella hable mi boca. Gracias mi Señor y Salvador Jesucristo por tu modelo de amor, amabilidad y bien decir o bendecir; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Juan Manuel Lamus O.