HAMBRE Y SED
SALMO 63:1-5 Oh Dios, tú eres mi Dios; de todo corazón te busco. Mi alma tiene sed de ti; todo mi cuerpo te anhela en esta tierra reseca y agotada donde no hay agua. Te he visto en tu santuario y he contemplado tu poder y tu gloria. Tu amor inagotable es mejor que la vida misma, ¡cuánto te alabo! Te alabaré mientras viva, a Ti levantaré mis manos en oración. Tú me satisfaces más que un suculento banquete; te alabaré con cánticos de alegría. (NTV)
♥ De cómo sentir cada día más hambre y sed de Dios, y sus beneficios para todas las áreas de nuestra vida, especialmente para la espiritual.
¡¡¡El Señor nos ha dado una diversidad de apetitos,
que son esenciales para nuestra supervivencia física, pero
también ha creado en nuestros corazones hambre y sed espirituales!!!
En el pasaje que estudiamos hoy podemos ver cómo David era un hombre que reconoció y sintió este anhelo por el Señor. Y en casi todos los salmos lo encontramos meditando, ofreciendo alabanzas, o clamando a Dios. Su mayor gozo era estar en comunión íntima con el Padre Celestial.
El hambre y la sed de Dios son el deseo ferviente de conocer y acercarse más a Él. Lamentablemente, este anhelo está aletargado en la vida de muchos creyentes, son salvos, pero no tienen un firme deseo de aumentar su conocimiento de Dios. Uno de los problemas es que nuestra sociedad está llena de todo tipo de cosas que se apoderan de nuestros intereses y afectos. Estos placeres e intereses compiten con Dios por nuestra atención, exigiendo nuestro tiempo y esfuerzos.
La buena noticia es que el anhelo de Dios puede ser despertado si estamos dispuestos a cambiar nuestras prioridades e intereses. Aunque cultivar el deseo del Señor, el hambre y la sed de Él, toma tiempo, el gozo que experimentaremos es duradero, y las recompensas, eternas. Usted querrá tener una relación más rica con Dios. De hecho, cuando su hambre y sed por el Señor se despierten, Él le abrirá su corazón y su mente para que tenga mayor compresión y deseo de Dios.
♥ A diferencia del hambre y la sed físicas, el deseo por Dios nos satisface, pero, paradójicamente, nos deja con más hambre y sed de Él cada día.
CONFESIÓN DE FE:
ESTOY PLENAMENTE CONVENCIDO QUE SI TENGO ANSIAS DEL SEÑOR, CUANDO MANIFIESTE MI HAMBRE Y SED POR ÉL, ENTONCES ME DARÁ GOZO Y DESPERTARÁ UN ANHELO MÁS PROFUNDO DE ÉL EN MI ALMA. CUANTO MÁS SATISFECHO ESTOY CON CRISTO, MÁS QUIERO CADA DÍA DE ÉL.
ORACIÓN:
Padre Celestial, Jehová El Shaddai, Dios el todo Suficiente (Génesis 17:1). Mi amado Dios y Señor, Jesucristo, hoy sé, y por conocimiento de causa, que como una madre que amamanta, Tú, Dios Todopoderoso, nutres y satisfaces completamente a los que en Ti creemos y en Ti confiamos, y además tomas cuidado de todas nuestras necesidades. Gracias Dios mío porque puedes saciar también esa hambre y sed de conocer de Ti cada día más, de satisfacer esa necesidad espiritual de nuestras almas, porque Tú despiertas ese anhelo y abres nuestra mente y nuestro corazón para lograr así mayor comprensión de Ti, de manera que ese deseo nos lleve finalmente al deleite de tu presencia en nuestras vidas. Gracias mi Señor Jesús por ser esa fuente de agua viva que refresca y sacia mi vida; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!
Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri