HACIA EL PESEBRE
GALATAS 4:4-7 Pero, al llegar el momento cumbre de la historia, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo el régimen de la ley, para liberarnos del yugo de la ley y alcanzarnos la condición de hijos adoptivos de Dios. Y prueba de que ustedes son hijos es que Dios ha enviado el Espíritu de Su Hijo a sus corazones; y el Espíritu clama: "¡Abba!", es decir, "¡Padre!". Así que ya no eres esclavo, sino hijo. Y como hijo que eres, Dios te ha declarado también heredero. (B.L.P.H.)
© La ruta, el verdadero camino hacia el Pesebre.
La escena del pesebre refleja uno de los momentos más importantes de la historia. Pero cuando vemos un Nacimiento o Pesebre, olvidamos el largo camino que llevó hasta allí, no simplemente el agotador viaje de José y María para ser contados en el censo, sino también la ruta trazada a lo largo de la historia por los conquistadores y los pueblos desplazados.
Mientras países caían en turbulencia política o surgían otros con nuevos ideales, Dios estaba construyendo una ruta a Tierra Santa, la cuna perfecta para el Mesías. La ruta comenzó en el Edén, donde se derramó sangre por primera vez en expiación por el pecado. La solución temporal, el sacrificio de animales, sería suficiente hasta que Dios promulgara Su plan permanente en el "cumplimiento del tiempo" (Vs.4 VRV). El establecimiento de la nación y la entrega de la ley identificaron a Israel como el pueblo de Dios; estos fueron, también, pasos hacia la conquista de la Tierra Prometida, donde habría de nacer Cristo.
Cuando los israelitas se volvían a los dioses falsos, el Señor les retiraba su protección. Fueron conquistados y llevados cautivos a Babilonia, donde con el tiempo edificaron las sinagogas. Los medos y los persas derrotaron a los babilonios 70 años más tarde, y dejaron que Israel regresara a su tierra y con ellos las sinagogas. Las sinagogas alojaron a hombres como Pablo, quién predicó y envió cartas, sus epístolas, sobre el Mesías nacido en la ciudad de Belén.
CONFESIÓN DE FE:
DE FORMA SIMULTÁNEA, LA PROFECÍA Y LA HISTORIA REVELAN LA MANERA COMO DIOS SIGUIÓ ALLANANDO LA RUTA, DESDE EL PESEBRE HASTA LA FE DE HOY DÍA PARA NOSOTROS, LA QUE YO CREO Y PROFESO.
ORACIÓN:
Señor Jesús, Elohim Yishi, nuestro Amado Señor y Salvador, el Cordero de Dios (Juan 1:29-36). Este título se refiere al sistema de sacrificios del Antiguo Testamento, donde Dios aceptaba la sangre de animales como expiación por el pecado. Hoy sabemos que la Sangre de Jesús hizo expiación del pecado por todos nosotros, de una sola vez y para siempre, y estableció el final de la ruta al Pesebre para aquellos que en Él creemos y en Él confiamos, de manera que no necesitamos, como hijos de Dios adoptados por la fe, hacer nada más que creer en Jesucristo y Su nacimiento virginal, como la única ruta que nos lleva definitivamente a Abba, al Padre Celestial. Gracias Padre Celestial por proveer para nosotros, Tu pueblo escogido, el plan y la ruta perfecta, la ruta hacia el Pesebre. Amén.
Juan Manuel Lamus O.