viernes, 21 de agosto de 2015

CURSO

 

LUCAS 5:1-5 Cierto día, mientras Jesús predicaba en la orilla del mar de Galilea, grandes multitudes se abalanzaban sobre Él para escuchar la Palabra de Dios. Jesús notó dos barcas vacías en la orilla porque los pescadores las habían dejado mientras lavaban sus redes. Al subir a una de las barcas, Jesús le pidió a Simón, el dueño de la barca, que la empujara al agua. Luego se sentó en la barca y desde allí enseñaba a las multitudes. Cuando terminó de hablar, le dijo a Simón:

-       Ahora ve a las aguas más profundas y echa tus redes para pescar.

-       Maestro, respondió Simón, hemos trabajado mucho durante toda la noche y no hemos pescado nada; pero si Tú lo dices, echaré las redes nuevamente. (N.T.V.)

 

©   Curso rápido de obediencia. (Leer Lucas 5:1-11)

Las decisiones que consideramos intrascendentes pueden ser importantes a los ojos de Dios. La obediencia en los pequeños detalles prepara al creyente para la obediencia en todas las cosas.

 

El pasaje que estudiamos hoy nos enseña que Pedro experimentó una lección inicial para seguir al Señor. Las primeras palabras de Pedro con Cristo parecían poco importantes. Podemos suponer que Jesús le pidió a Pedro que lo dejara utilizar su barca, lo que significa que el cansado pescador dejó de lado el trabajo de limpieza que hacía, para que la usara un predicador ambulante. Fue una decisión pequeña, pero la recompensa fue grande. Pedro tuvo un asiento en primera fila para escuchar el mensaje que Jesús proclamó a la multitud en la playa. El futuro discípulo fue convencido de la autoridad de Cristo por lo que escuchó. Por tanto, obedeció a su segunda petición de echar las redes, a pesar de que hacerlo contradecía todo lo que sabía sobre pesca. Los resultados fueron milagrosos; la pesca fue tan grande que tuvo que venir una segunda barca para participar en la captura. Jesús estaba introduciendo gentilmente a Pedro a una obediencia absoluta. La breve, pero fascinante historia de sometimiento a la voluntad del Señor y de la experiencia de su bendición, lo convenció de que renunciar a todo para seguir a Cristo era la opción más sabia.

 

La experiencia de Pedro respecto a la obediencia y al sacrificio, no es única. Así es como el Padre Celestial enseña a sus hijos a obedecer su voluntad. Entonces aprovechemos este curso rápido de obediencia para ponerla por obra.

 

CONFESIÓN DE FE:

POR TANTO, NO ASUMIRÉ QUE UNA DECISIÓN ES INSIGNIFICANTE; PUES SE QUE DIOS ME ESTÁ PONIENDO EN UNA DIRECCIÓN, PARA FACILITARME EL LLEVAR A CABO SU BUEN PROPÓSITO PARA MI VIDA.

 

ORACIÓN:

Señor Jesús, Rabí, mi Maestro, mi Mayor (Mateo 23:8). Soberano Rey y Señor de mi vida, hoy quiero darte gracias por tus lecciones de vida, y hoy de manera especial por este curso rápido de obediencia, pues es clara y diáfana tu intención, cuando nos llamas a seguir tus instrucciones que, sin duda alguna, nos llevaran a la bendición ilimitada que solo tu amor, tu sabiduría y gran compasión por nosotros, los que en Ti confiamos y los que en Ti esperamos, podremos recibir, claro, teniendo en cuanta la cuota de sacrificio que esto pueda exigir. Gracias mi amado Señor y Salvador Jesucristo por este curso rápido de obediencia que me das  a través de la experiencia de Pedro como discípulo tuyo. Amén.


Juan Manuel Lamus O.