miércoles, 20 de enero de 2016

PAGANDO

 

ECLESIASTÉS 5:19,20 También es algo bueno recibir riquezas de parte de Dios y la buena salud para disfrutarlas. Disfrutar del trabajo y aceptar lo que depara la vida son verdaderos regalos de Dios. A esas personas Dios las mantiene tan ocupadas en disfrutar de la vida que no pasan tiempo rumiando el pasado. (N.T.V.)

 

©  ¿Pagaría usted por servir? ¡Imagínese pagar para servir a una persona en condiciones no favorables y amar cada minuto!

 

©  Historia de la vida real, cuenta un padre:

Tiempos atrás mi hija me dio una lección clara y práctica sobre el trabajo, que todos nosotros podemos llevar en consideración. Piense en esto:

©  ¿Por qué una niña de 15 años usaría una de sus semanas de vacaciones, para cuidar a un niño autista, pagando por eso?

Esta pregunta cruzó mi mente cuando visité, con mi familia, Campo Barnabás, una entidad para niños con necesidades especiales, localizada en Purdy, Missouri. Mi hija Megan, como muchos otros increíbles adolescentes, dedicó su semana para cuidar y demostrar amor y compasión a un niño en esa entidad. Esos adolescentes pagan una cuota para poder servir a otros. Cuando le pregunté a mi hija por qué ella estaba dispuesta a trabajar y pagar por ese privilegio, ella dijo:

-  "Para poder ir a un gran campamento y trabajar con los niños más increíbles".

Megan fue al inicio designada para trabajar en la cocina, pero Dios organizó la semana de tal manera que le dio la oportunidad de servir en particular a un niño con necesidades especiales, eso resultó ser una experiencia única, encantadora e inolvidable para ella. (Anónimo)

 

Relacioné eso al hombre y mujer típicos del mercado de trabajo actual. Más de la mitad de los adultos que participaron en una encuesta, declararon que no les gusta su trabajo, ellos consideran sus empleos como un "mal necesario" y los desempeñan apenas para ganar dinero suficiente para sustentar el estilo de vida que escogieron. Esas personas odian cuando el reloj les dice que es hora de ir al trabajo y más bien están esperando que les muestre al final de la tarde que es hora de ir a casa.

©  ¿Cuál es, en su opinión, la diferencia entre aquellos que verdaderamente les gusta su trabajo y de los que lo odian?

Aunque existan muchas respuestas diferentes, pienso que una razón importante envuelve la vocación y la dirección de Dios para nuestra vida. Si usted está trabajando en algo para lo que Dios le dio vocación, lo equipó y lo dotó para hacer, probablemente está sintiendo más alegría en vez de sufrimiento en su trabajo. El rey Salomón nos lo enseñó en el pasaje que estudiamos hoy, y siglos más tarde, escribiendo a los seguidores de Jesucristo de la antigua ciudad de los Colosenses, el apóstol Pablo menciona que la satisfacción y la realización en el trabajo son grandemente determinadas por nuestro foco (Colosenses 3:23-24).

©      ¿A usted le gusta y descubre gran alegría en el corazón al desempeñar sus responsabilidades en el trabajo?

Si la respuesta es sí, usted es una persona bendecida y probablemente forma parte de una minoría, mientras que si a usted no le gusta su trabajo, sería sabio hacer una pausa y evaluar lo que está haciendo.

 

CONFESIÓN DE FE:

SÉ QUE DEBO PREGUNTARLE A DIOS SI ESTOY SIGUIENDO MI VOCACIÓN Y LA DIRECCIÓN QUE ÉL LE DIO A MI VIDA, PUES CUANDO HAGO LO QUE ME GUSTA, SERÉ EXCELENTE EN MI TRABAJO, PORQUE LO REALIZO CON GOZO Y ENTUSIASMO.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, El HaGadol, El Gran Dios (Deuteronomio 10:17). Querido Dios, eres grande en muchas maneras, tu naturaleza, tus atributos, tus obras, tu grandeza. Mi amado Señor hoy te agradezco por este nuevo día que comienza, te agradezco porque puedo ver y oír la mañana de hoy. Ayúdame a comenzar este día con una nueva actitud y con abundancia de gratitud por el trabajo que me has dado.  Concédeme hacer y sacar el mejor provecho de este día y tener mi mente despejada para poder escuchar Tu voz, por favor amplía mi mente para  aceptar todos los designios de Tu voluntad, y no  permitas que gima y lloriquee sobre cosas que no  puedo controlar.   Y al terminar el día, perdóname por todo cuanto haya hecho, dicho o pensado que te haya ofendido. He orado en el Poderoso nombre de Jesús. Amén.


Juan Manuel Lamus O.