CALZADO Y FORTALEZA
DEUTERONOMIO 33:25 Que los cerrojos de tus puertas sean de hierro y de bronce, que vivas protegido todos los días de tu vida. (N.T.V.)
EFESIOS 6:15 Pónganse como calzado la paz que proviene de la Buena Noticia a fin de estar completamente preparados. (N.T.V.)
© Aprópiate de esta promesa de Dios: Hierro y metal tu calzado, y como tus días tu fortaleza. Dos cosas son concedidas por Dios al peregrino, el que va por tierras extrañas:
1. EL CALZADO:
El calzado es necesario para viajar por los caminos malos, cuando debemos pisar mortales enemigos. No caminaremos descalzos; esto no hablaría bien de príncipes de sangre real. Nuestro calzado no será de un material cualquiera; tendrá suelas de metal duro que no se gastarán aun cuando el viaje sea largo y penoso. Estaremos protegidos en la medida de las necesidades del camino y del combate.
© Por lo tanto, caminaremos con intrepidez sin temor alguno, aunque tengamos que pisar serpientes y dragones.
2. LA FORTALEZA:
Nuestra fortaleza será tan duradera como los días de nuestra vida, es decir por siempre, y estará en proporción con el trabajo y la carga que llevemos. Las palabras son cortas: "como tus días tu fortaleza", pero el significado es completo. Si en este día nos sobreviene una prueba penosa o un trabajo que requiere toda nuestra energía, también se nos concederá una fortaleza adecuada. Esta promesa, hecha a Aser, también ha sido hecha a todos aquellos hijos de Dios que tienen fe para apropiársela.
© Tengamos esa santa osadía que la promesa de Dios está destinada a producir en el corazón del creyente, del verdadero seguidor de Cristo.
CONFESIÓN DE FE:
HOY ME COLOCARÉ EL CALZADO FINO Y PODEROSO QUE DIOS HA PROMETIDO A LOS QUE EN ÉL CONFIAMOS, Y MI FORTALEZA SERÁ VISTA IMPACTANDO AL MUNDO EN GRAN DESPLIEGUE.
ORACIÓN:
Señor Jesús, El Salim, Dios de mi Roca y mi Fortaleza (Salmo 62:7). Gracias mi amado Señor Jesucristo porque Tú eres mi Roca y mi Castillo (Salmo 31:3); hoy quiero citar alsalmista cuando dice: "Jehová, esperanza mía y castillo mío, mi Dios en quien confiaré". Hoy vengo a darte gracias desde lo más profundo de mi corazón, pues Tú me preparas para el camino duro y me prometes tu fuerza en este día y por siempre, de manera tal que no habrá nada ni nadie que pueda contra mí, pues soy un hijo reconocido tuyo, un príncipe cuyo calzado de hierro Tu mismo has puesto en sus pies. Gracias mi Señor y Salvador Jesucristo por el calzado y la fortaleza que me has dado. Amén.