CONFRONTAR
LUCAS 6:27-31 Pero a ustedes, los que oyen, les digo: Amen a sus enemigos y hagan bien a los que los aborrecen; bendigan a los que los maldicen y oren por los que los maltratan. Al que te hiera en la mejilla preséntale también la otra; y al que te quite el manto no le niegues la túnica. A cualquiera que te pida dale; y al que tome lo que es tuyo no se lo vuelvas a pedir. Y como quieren que hagan los hombres con ustedes, así también hagan ustedes con ellos. Porque si aman a los que los aman, ¿qué mérito tienen? Pues también los pecadores aman a los que los aman. (R.V.A.'15)
© El amor al ofensor, la regla de oro para confrontar.
Inmediatamente después de su arresto, Jesús fue interrogado por el sumo sacerdote. Cuando dio una respuesta "no satisfactoria", uno de los oficiales lo golpeó en el rostro. En vez de ofrecer literalmente la otra mejilla para que se la abofeteara, el Salvador cuestionó serenamente la injusta acción del hombre. El Señor no se defendió ni respondió de manera agresiva, pero se negó a aceptar el abuso, a pesar de que iba a recibir más (Juan 18:21-23).
El pasaje de la Biblia que nos dice que pongamos la otra mejilla perturba a muchos cristianos, entonces la pregunta es:
© ¿Debemos quedarnos quietos, sin responder, mientras alguien nos golpea física o emocionalmente?
¡No! Pero no debemos responder con la misma moneda. Sin duda, el orgullo provocará el deseo de que nos venguemos del colega que nos avergonzó en una reunión, o del familiar que nos dijo palabras hirientes, o el amigo que nos defraudo, o la pareja que nos traicionó. Pero no debemos devolver mal por mal o insulto por insulto, sino más bien bendecir (1 Pedro 3:9).
En la práctica, la situación determinará la forma que tomará nuestra respuesta. Puede ser que necesitemos ignorar las acciones de la otra persona, alejarnos de la situación, o confrontar a nuestro supuesto enemigo, la confrontación destinada a ganar y guardar al hermano, y lograr entendimiento y reconciliación está bien, esta glorifica a Dios. De hecho, el Señor Jesús nos enseña que convirtamos a los antagonistas en amigos por medio de la conversación respetuosa (Mateo 18:15). Preguntarle: "¿Por qué tienes ese sentimiento contra mí?", puede revelar el poder del amor incondicional para ayudar a un alma que sufre, a pesar del potencial que tiene para herirnos.
© ¿Pudiera Dios estarle llamando a mostrar este amor ágape?
CONFESIÓN DE FE:
PROCURARÉ CON AMOR Y MUCHO RESPETO CONFRONTAR A MIS OFENSORES, DE MANERA QUE PUEDA GUARDARLOS DE JUICIO, GANARLOS PARA DIOS Y DE ESTA FORMA GLORIFICARLO A ÉL, DEPONDRÉ MI ORGULLO Y PERDONARÉ.
ORACIÓN:
Señor Jesús, El Kjesed, Dios de Amor Inagotable (Salmo 25:6). Mi amado Dios y Señor, Tú has sido llamado "Príncipe de Paz", y en las relaciones que tuviste en la tierra lo has modelado, por eso hoy te pido la mansedumbre y benignidad necesarias para lograr vivir en paz con todas las personas, como es tu voluntad. Amarlas y orar por ellas es una instrucción que Tú nos has dado, así que te pido también la valentía y ser un siervo esforzado para cumplir tu Palabra dejando de lado mis intereses y problemas de convivencia e interrelaciones con mis semejantes, ayúdame a tener el carácter suficiente y necesario para confrontarlas en amor. Gracias Dios mío, Jehová Shalom, Dios de paz, que tu mano esté siempre sobre nosotros. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús. Amén.