viernes, 20 de octubre de 2017

CULTIVANDO

 

HECHOS 2:17-21 "En los últimos días, dice Dios, derramaré mi Espíritu sobre toda la gente. Sus hijos e hijas profetizarán. Sus jóvenes tendrán visiones, y sus ancianos tendrán sueños. En esos días derramaré mi Espíritu sobre mis siervos, hombres y mujeres por igual, y profetizarán. Y haré maravillas arriba en los cielos y señales abajo en la tierra: sangre, fuego y nubes de humo. El sol se oscurecerá, y la luna se pondrá roja como la sangre antes de que llegue el grande y glorioso día del Señor. Pero todo el que invoque el Nombre del Señor será salvo". (N.T.V.)


©  Cultivando una vida espiritual, centrada en Cristo, por el bien de nuestros hijos.

Aquellos que tenemos hijos, al ver lo que pasa en nuestro mundo sentimos una especie de temor por lo que ellos deberán enfrentar en el futuro.

 

Cada día son más las noticias de violencia, perversión y el aumento del pecado entre los adolescentes y jóvenes. Pareciera como que fuera "normal" que ellos terminen hundidos en el pecado y la inmundicia. Como padres debemos estar sanamente preocupados y trabajar para evitar que nuestros hijos estén en la lista de aquellos que se han descarriado. La mejor manera que tenemos, como cristianos, es cultivando en el hogar una vida espiritual centrada en Cristo. Una cosa es tener una religión de "domingos en la mañana" y otra muy diferente es vivir cada día en el hogar una verdadera relación con Dios. Nuestros hijos absorben lo que perciben en el hogar. Allí es donde ellos aprenden sus patrones de vida, reacciones, etc. La carrera desenfrenada en busca de progreso económico ha hecho que miles y miles de familias se resquebrajen pues los padres están todo el día trabajando y descuidan la crianza de sus hijos, muchos han perdido el control sobre ellos, mientras trabajan no saben lo que sus hijos están haciendo. El pasaje que estudiamos hoy nos dice que el derramamiento del Espíritu Santo hará que nuestros hijos estén sumergidos en las cosas espirituales de Dios, las cuales edificarán sus vidas para bien. Involucrar a nuestros hijos en la vida espiritual y las actividades de una congregación cristiana específica es una buena manera de meterlos donde hay un clima sano espiritual. En una discoteca, en la calle o con amigos no cristianos nada bueno podrán aprender o vivir.

©  ¿Está usted como padre cuidando diligentemente a sus hijos para que ellos tengan un buen clima espiritual en su casa?

 

CONFESIÓN DE FE:

HOY ME COMPROMETO A QUE MIS HIJOS VIVAN RODEADOS EN EL HOGAR CON UN CLIMA LLENO DE LA PRESENCIA DE DIOS, CULTIVARÉ SU ENTORNO ESPIRITUAL CON RESPONSABILIDAD Y DILIGENCIA.

 

ORACIÓN:

Dios Todopoderoso, Abba, Padre Celestial (Romanos 8:15,16). Mi amado Dios y Señor, hoy quiero darte gracias, Padre Amoroso, pues Tú nos has adoptado y tu Espíritu se ha unido al nuestro para confirmarnos como verdaderos hijos tuyos. Es por eso por lo que no sólo te encomiendo hoy mis hijos de sangre y espirituales Señor, sino principalmente me encomiendo a Ti como Padre (Madre) para que pueda caminar en fidelidad hacia Ti y llenar mi hogar de tu Gloriosa Presencia, de manera que mis hijos vivan de acuerdo con tus principios y valores. Gracias mi amado Señor y Salvador Jesucristo por tu Presencia permanente en mi familia, he orado en tu Poderoso Nombre. Amén.


Juan Manuel Lamus O.