martes, 27 de agosto de 2019

QUIETUD

 

SALMO 37:7-9 Quédate quieto en la Presencia del Señor, y espera con paciencia a que Él actúe. No te inquietes por la gente mala que prospera, ni te preocupes por sus perversas maquinaciones. ¡Ya no sigas enojado! ¡Deja a un lado tu ira! No pierdas los estribos, que eso únicamente causa daño. Pues los perversos serán destruidos, pero los que confían en el Señor poseerán la tierra. (NTV)

 

La quietud como elemento esencial para la meditación de las verdades de la Palabra.

Solemos escuchar un popular llamado a la acción: "No te quedes ahí parado ¡haz algo!" Pero hay un peligro inherente en esta manera de pensar, si tratamos de introducirla a la fuerza en nuestra vida espiritual.

 

Muy comúnmente, ya sea que lo manifestemos o no, actuamos como si Dios necesitara nuestra ayuda. Luchamos con Él por cierto grado de control sobre nuestra vida. En efecto, orgullosamente afirmamos nuestra autoridad, y proclamamos:

-       "Bueno, Señor, creo que esto es lo que Tú quieres que suceda, así que voy a trabajar, y a trabajar, y a trabajar, hasta lograrlo".

En algún rincón de nuestra mente, escuchamos: "Ayúdate, que yo te ayudaré". En efecto, muchos cristianos creen que este consejo se encuentra en la Biblia, cuando no es así. En realidad, esta afirmación es totalmente contraria a la Palabra de Dios, que en vez de eso nos dice:

"Estad quietos, y conoced que Yo Soy Dios" (Salmo 46:10). El Padre Celestial sabe que no podemos ayudarnos a nosotros mismos. Esa es precisamente la razón por la que envió a su Hijo a morir por nosotros, porque éramos totalmente impotentes para mejorar nuestra condición pecaminosa (Romanos 5:8). Al mismo tiempo que busquemos hacer la voluntad de Dios, no debemos olvidar su llamado fundamental a la quietud delante de Él. Cuando estamos quietos en su Presencia y enfocados en Él, nos ponemos en la posición más dócil para aprender.

 

¿Está usted demasiado ocupado tratando de equipararse con Dios?

Renuncie a sus esfuerzos y simplemente estese quieto.

 

¡¡¡Lo que descubramos y aprendamos en la quietud,

puede revolucionar el llamamiento que Dios nos hace!!!

 

CONFESIÓN DE FE:

ENTONCES HOY ME PROPONGO A GUARDAR SILENCIO Y ESTAR QUIETO DELANTE DE ÉL, Y EN ÉL PODER ESPERAR, Y EN ÉL PODER CONFIAR PARA ENTONCES PODER ESCUCHAR, DESCUBRIR Y APRENDER.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, Jehová Shalom, Dios de Paz (Jueces 6:24). Mi Señor Jesús, eres Dios de mi tranquilidad y sosiego, se que tu deseo es restaurar la paz y totalidad que ha sido fracturada por el pecado. Es por eso por lo que jamás podré conseguir en este mundo la quietud que en Ti encuentro. Hoy atiendo la amonestación de tu Palabra y me propongo a guardar silencio delante de Ti y esperar con paciencia que Tú me ayudes a continuar en la carrera que tengo por delante. Señor Jesús, Tú conoces todos los compromisos que tengo por delante, yo no puedo luchar por mí mismo, pues a veces pierdo el ánimo, las fuerzas, pero esperaré en Ti, porque Tú me abres camino donde no existe y me enseñas la vereda segura y permanente que me lleva a la tranquilidad genuina del espíritu. Gracias Espíritu Santo por esa paz que solo Tú me puedes dar. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús ¡Amén!


Juan Manuel Lamus O.