martes, 7 de mayo de 2024

FRUTOS & RENUNCIA

 

ROMANOS 12:1-2 (PDT) Por eso hermanos, puesto que Dios nos ha mostrado tanta misericordia, les ruego que entreguen todo su ser como sacrificio vivo a Dios. Esa ofrenda que es su vida debe estar dedicada solamente a Dios para poder agradarle. Esta clase de adoración es la que realmente tiene sentido. No vivan según el modelo de este mundo. Mejor dejen que Dios transforme su vida con una nueva manera de pensar. Así podrán entender y aceptar lo que Dios quiere y también lo que es bueno, perfecto y agradable a él.

 

En la presencia de Dios podemos renunciar a nosotros mismos y producir mucho fruto, pues podemos confiar por completo en el Señor porque Él es totalmente digno de confianza.

 

¡¡¡Dar poder absoluto sobre nuestra vida a otro ser humano

sería un asunto intimidante!!!

Pero eso no es cierto cuando se trata del Señor,

entregarnos incondicionalmente a Él debe producirnos mucho gozo

 

☝🏼 Pero para hacerlo, debemos:

 

1.     Rendirnos al Señorío de Cristo. Una manera de identificarnos con el Señor es entregándole todo lo que tenemos y todo lo que somos. A medida que hacemos menos de nosotros, el lugar del Señor Jesucristo en nuestra vida aumenta. Y lo primero que debemos entregarle es nuestra actitud, para luego vivir demostrando obediencia en cada aspecto de nuestra vida.

2.    Estar Dispuestos y Disponibles. No pongamos límites a lo que estamos dispuestos a hacer o llegar a ser. Esto significa que no tenemos áreas restringidas en nuestra vida donde el Señor Jesús no está invitado. Además, nada está reservado para nuestro uso exclusivo. Nos ponemos totalmente a disposición de la voluntad de Dios.

3.    Transferir nuestra Propiedad. Debemos transferir a Cristo la absoluta propiedad de nuestro cuerpo, alma y espíritu. Al hacerlo, adoptamos los principios de las Bienaventuranzas y la jerarquía del Reino. (Mateo 5:3-12; Marcos 9:35)

 

Renunciar al control de nuestra vida puede ser aterrador, pero cuando la ponemos en manos de Dios, solo algo bueno puede resultar; es decir que esa renuncia produce, aunque no lo creamos, mucho fruto espiritual y natural.

¿Existe algo que le esté impidiendo entregarse al Señor Jesucristo?

 

CONFESIÓN DE FE:

SÉ QUE RINDIÉNDOME DECIDIDAMENTE AL SEÑOR, SOMETIÉNDOME A SU DIRECCIÓN, GUÍA E INSTRUCCIÓN SIN CONDICIONES, ES DECIR ESTANDO TOTALMENTE DISPUESTO PARA ÉL Y SU REINO AL TRANSFERIR LA PROPIEDAD DE MI VIDA, LOS FRUTOS QUE DARÉ EN TODAS LAS ÁREAS SERÁN ILIMITADOS; ENTONCES ASÍ LO HARÉ.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, El Olam, Dios Eterno (Génesis 21:33). Mi amado Dios y Señor, Jesucristo, Simiente de Abraham (Gálatas 3:16), por quien yo soy también coheredero de la promesa. Hoy vengo clamando a Ti para que me ayudes a aceptar tus pedidos y a renunciar a mi propia vida y a todo aquello que en ella no encaja en tu santa, bendita, buena y perfecta voluntad, pues sé que solo por el hecho de ser partícipe del Pacto que hiciste con mis antepasados puedo reclamar mi parte en la tierra prometida, es decir que estaré en el lugar y las circunstancias perfectas, las que Tú diseñaste para que produzca mucho fruto. Gracias Padre Celestial por hacerme coheredero, juntamente con Cristo Jesús, de todo lo que has determinado cuando en Él creo incondicionalmente; he orado en su Poderoso Nombre ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri