miércoles, 30 de julio de 2025

CONFESIÓN & LUZ

 

1 JUAN 1:5-10 (NTV)

Este es el mensaje que oímos de Jesús y que ahora les declaramos a ustedes: Dios es Luz y en Él no hay nada de oscuridad. Por lo tanto, mentimos si afirmamos que tenemos comunión con Dios pero seguimos viviendo en oscuridad espiritual; no estamos practicando la verdad. Si vivimos en la luz, así como Dios está en la luz, entonces tenemos comunión unos con otros, y la Sangre de Jesús, su Hijo, nos limpia de todo pecado. Si afirmamos que no tenemos pecado, lo único que hacemos es engañarnos a nosotros mismos y no vivimos en la verdad; pero si confesamos nuestros pecados a Dios, Él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. Si afirmamos que no hemos pecado, llamamos a Dios mentiroso y demostramos que no hay lugar para su Palabra en nuestro corazón.

 

La confesión de pecados, directamente a Dios, es indispensable para la reconciliación con Él, pero también para permanecer en la Luz de Cristo, y entonces libertad y sanidad.

 

En el pasaje que estudiamos hoy podemos ver como el apóstol Juan usó la metáfora de las tinieblas y la luz para describir una vida de pecado en contraposición a una vida en Cristo (Vs.7). Dios es Luz pura y perfecta que brilla a través de la persona obediente que cree y confía en Él. Sin embargo, cuando invitamos a las tinieblas, el pecado, a nuestra vida, hay un conflicto inmediato.

🚫 La oscuridad y la luz no pueden mezclarse.

 

La forma de mantener un espíritu puro en este mundo, es confesando el pecado a Dios. Si bien, fuimos limpiados por la obra de Jesucristo en la Cruz y nada puede cambiar la identidad que tiene un hijo de Dios, el pecado estorba la comunión entre el Señor y nosotros; y es que:

 

¡¡¡Si el pecado no es confesado, puede ahogar de una manera tan completa

nuestro espíritu, que solo débiles rayos de la Luz de Cristo podrán penetrarlo; 

entonces la confesión a Él le pone fin a ese control!!!

 

Reconozcamos delante de Dios que nuestras acciones, pensamientos y palabras violan su ley y su voluntad. Aunque es tentador hacer una confesión de una manera general como, "lo lamento si he pecado contra ti", éste no es un método útil de echar fuera las tinieblas. Debemos ser específicos en cuanto a nuestros pecados. El Espíritu Santo no es general en su condena, señala el problema específico. Dios espera que nos ocupemos del pecado sin tardanza, para que no seamos manchados por él ni tentados a seguir en ese camino. La primera carta de Juan confirma el deseo de Dios de echar fuera las tinieblas y mantenernos plenamente en la luz de su amor.

 

A nosotros nos corresponde ocuparnos sin tardanza de la inmundicia que satanás y este mundo nos lanza.

 

CONFESIÓN DE FE:

HOY ENTIENDO CLARAMENTE QUE QUIENES RECONOCEMOS HONESTAMENTE NUESTRO PECADO Y NOS HACEMOS RESPONSABLES DE ESTE, NOS MANTENEMOS EN UNA RELACIÓN CORRECTA CON EL SEÑOR, PERMANECIENDO EN SU LUZ; ENTONCES ASÍ LO HARÉ.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, Jehová Mekaddesh, Dios que nos Santifica (Ezequiel 37:28). Mi amado Dios y Señor, Jesucristo, nuestro único Redentor eres Tú (Tito 2:14), aquel que nos redimió, nos liberó del pecado y la culpa dando su vida como rescate. Gracias quiero darte hoy por tan maravilloso sacrificio, por medio del cual nos has dado la oportunidad de vivir la vida eterna a tu lado, en la gloriosa presencia de Dios Padre. Hoy te pido que me des el carácter suficiente para presentarme ante Ti con todas mis faltas, sin guardar ninguna, con la seguridad de que Tú eres fiel y justo para perdonarme una vez más. Gracias mi Señor y Redentor Jesucristo por propiciar el método para yo poder mantenerme en tu Luz admirable; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri