LA HUMILDAD
ROMANOS 12:2,3 No vivan según el modelo de este mundo. Mejor dejen que Dios transforme su vida con una nueva manera de pensar. Así podrán entender y aceptar lo que Dios quiere para ustedes y también lo que es bueno, perfecto y agradable a Él. Por el favor que Dios me ha mostrado, les pido que ninguno se crea mejor que los demás. Más bien, usen su buen juicio para formarse una opinión de sí mismos conforme a la porción de fe que Dios le ha dado a cada uno. (P.D.T.)
© Aprendamos una lección de humildad, para que no se nos suban los humos.
Un hombre que acababa de ser elegido al Parlamento Británico llevó su familia a Londres. Se sintió importante mientras les contaba de su nuevo empleo y los llevó a hacer un recorrido por la ciudad. Cuando entraron en la Abadía de Westminster, su hija de 8 años se quedó pasmada y asombrada por el tamaño de la magnífica estructura. Su orgulloso e importante padre le preguntó:
- Querida, ¿en qué estás pensando? Ella contestó:
- Papi, estaba pensando en lo grande que eres en nuestra casa, y lo pequeño que te ves aquí.
Sin saberlo, aquella niña dijo algo que su padre necesitaba escuchar. El orgullo puede infiltrarse en nuestra vida muy fácilmente haciéndonos creer que somos muy importantes, y de vez en cuando, es bueno que a uno "le bajen los humos", que nos den una lección de humildad. Necesitamos recordar que no hemos de tener un concepto de nosotros más alto que el debido, como nos sugiere el pasaje que estudiamos hoy. Es fácil llegar a ser orgullosos cuando nos quedamos en nuestros propios círculos de la vida. Pero cuando nos arrojan en situaciones más grandes, con mayores demandas, presiones y competencia, nos impactamos al darnos cuenta de que los peces grandes de lagunas pequeñas, se encogen rápidamente en un océano grande.
Santiago dijo: "Dios resiste a los soberbios pero da gracia a los humildes" (4:6).
Así que pidamos al Señor que nos ayude a vernos como realmente somos, inclusive considerando a los demás como superiores a nosotros mismos. (Filipenses 2:3)
© Con la ayuda de Dios, aprenderemos a deshacernos del necio orgullo y que la humildad abunde en nuestro corazón como un principio de vida.
CONFESIÓN DE FE:
ME DESHARÉ DEL NECIO ORGULLO Y MIS ÍNFULAS DE IMPORTANCIA CON LA AYUDA DE DIOS, Y ENTENDIENDO QUE MI VALOR Y ACEPTACIÓN ESTÁN EN ÉL, PARA LOGRAR UN CORAZÓN HUMILDE Y NO CREERME SUPERIOR A LOS DEMÁS.
ORACIÓN:
Señor Jesús, Dios Único, Adonai HaAdonim, Señor de señores, Rey de reyes (Deuteronomio 10:17). Mi amado Rey y mi Señor, siendo Dios mismo has dado un ejemplo maravilloso de humildad al darte completo por toda la humanidad y durante el paso por esta tierra, siempre pensar más en los demás y su bienestar que en el tuyo propio. Gracias quiero darte hoy porque en Ti he podido encontrar mi identidad, mi valor, mi aceptación, mi aprobación y mi amor, así que te pido hoy que día a día me ayudes a verme como realmente soy, para que el orgullo y la vanidad de sentirme importante no imperen en mi vida, por el contrario que la humildad de mi corazón reine como principio para desarrollar en mi cotidianidad, y pueda, inclusive, ver a los demás como superiores a mí mismo y servirles como Tú lo hiciste. Gracias mi Señor y Salvador Jesucristo por tu ejemplo de amor y de humildad. Amén.
Juan Manuel Lamus O.