jueves, 3 de noviembre de 2016

¿CONDENACIÓN?

 

ROMANOS 8:1-4 Por lo tanto, ya no hay condenación para los que pertenecen a Cristo Jesús; y porque ustedes pertenecen a Él, el poder del Espíritu que da vida los ha libertado del poder del pecado, que lleva a la muerte. La ley de Moisés no podía salvarnos, porque nuestra naturaleza pecaminosa es débil. Así que Dios hizo lo que la ley no podía hacer. Él envió a su propio Hijo en un cuerpo como el que nosotros los pecadores tenemos; y en ese cuerpo, mediante la entrega de su Hijo como sacrificio por nuestros pecados, Dios declaró el fin del dominio que el pecado tenía sobre nosotros. Lo hizo para que se cumpliera totalmente la exigencia justa de la ley a favor de nosotros, que ya no seguimos a nuestra naturaleza pecaminosa, sino que seguimos al Espíritu. (N.T.V.)


©  Para los que hemos reconocido a Jesús como único Señor y Salvador, ya no hay ninguna culpa ni condenación, somos victoriosos en el Espíritu.

Algunos creyentes están turbados por sentimientos de condenación. O bien piensan que nunca estarán a la altura de las expectativas de Dios para ellos o están casi a punto de ahogarse en la culpa por sus pecados del pasado. Estas personas no parecen librarse del sentimiento de que Dios está molesto por sus insignificantes esfuerzos de parecerse más a Cristo.

 

El libro de Romanos confronta esta mentira en el pasaje que estudiamos hoy (Vs.1). Cuando el Salvador fue a la cruz por nosotros, quitó de nuestros hombros la culpa y nos convirtió en justos delante de Dios. Esos sentimientos de condenación ya no son nuestros; son de satanás. Éste acentúa nuestros sentimientos de culpa y de incompetencia, y luego sugiere que así es como el Señor piensa de sus "hijos descarriados". Nada puede estar más lejos de la verdad, pues nuestros pecados fueron borrados, y hemos sido escogidos y amados por Dios. La condenación es solo para quienes rechazan al Señor (Juan 3:36). El pecado es una sentencia de muerte (Romanos 6:23), cualquiera que elija aferrarse al pecado en vez de buscar el perdón Divino, sufrirá el castigo: la separación eterna de Dios. Dos sinónimos de condenar son "denunciar" y "maldecir". Esas palabras describen la declaración de Jesús en cuanto a los incrédulos, en Mateo 25:41 "Apártense de mí, malditos" (R.V.A.'15). Pero, no hay ninguna condenación para quienes reciben a Cristo como Salvador. El castigo del creyente ya ha sido pagado y ya no tiene culpa delante de Dios. Confíe en el amor de Jesucristo y no haga caso de la mentira de satanás. Los hijos de Dios están cubiertos por su gracia y el sacrificio en la cruz.

 

CONFESIÓN DE FE:

TODOS LOS CREYENTES DEBEMOS ACEPTAR QUE NINGUNA CONDENACIÓN HAY EN CRISTO, PUES SOLAMENTE JESÚS QUITA EL PECADO DEL CREYENTE Y EL VEREDICTO DE: "CULPABLE".

 

ORACIÓN:

Señor Jesús, Elohim Yishi, Dios de mi Salvación (Salmo 25:5). Estoy totalmente convencido, mi Señor, que la salvación está en una persona, Yeshua en Ti, no en un sistema de creencias o de buenas obras. La naturaleza y voluntad de Dios es salvar lo que se había perdido. La salvación debe ser personal, es por eso que El Todopoderoso debe ser el Dios de mi salvación. Gracias Padre Celestial por el sacrificio expiatorio de tu Hijo Jesucristo, por el cual no tengo yo ninguna condenación, por más que satanás quiera inculparme, pues mi espíritu se une al tuyo para apropiarme de la promesa. Gracias mi Señor y Salvador Jesucristo por quitar de mi vida el pecado y el veredicto de culpable. Amén.


Juan Manuel Lamus O.