martes, 3 de septiembre de 2024

BENIGNIDAD = AYUDAR

 

2 TIMOTEO 2:24-26 (PDT) Un siervo del Señor no debe pelear, sino que debe ser amable con todos, ser un buen maestro y tener mucha paciencia. Debe enseñar amablemente a los que están en su contra. Tal vez Dios les dará la oportunidad de cambiar y conocer la verdad. Ellos están cautivos del diablo para hacer lo que él quiere, tal vez caigan en cuenta de eso y escapen de la trampa.

 

El Señor Jesucristo siempre nos motiva a crecer y madurar en esta virtud de la benignidad, porque así se forma un carácter como el de Dios; así que:

 

¡¡¡Aferrémonos a la fe en Jesucristo y a la Palabra de Dios

en medio del fuego de las dificultades de este mundo,

para ser misericordiosos y benignos como Él es, y ayudando

a nuestros semejantes con toda amabilidad como Él lo hace!!!

 

Benignidad viene del griego original "jrestótes", vocablo que encierra la idea de una amabilidad que llena toda nuestra naturaleza, y se traduce también como dulzura. La amabilidad y la bondad están íntimamente relacionadas. Pablo usa el vocablo "agathosyné" que se define como: "la virtud totalmente equipada, una bondad que es amable". Ahora ¿En qué se diferencian?

"Agathosyné" puede, y debe, reprender y disciplinar,

"Jrestótes" no hace más que ayudar.

 

El Señor Jesús dio muestras de ambas, una limpiando el Templo cuando lo habían convertido en un bazar y la otra defendiendo a la mujer pecadora. Los cristianos necesitamos ser amables y fuertes al mismo tiempo. Las únicas personas que Jesús trató con dureza fueron a los hipócritas religiosos de su época, pero a todos los demás con una maravillosa amabilidad. Muchas personas que quieren conocer de Cristo se han desilusionado por el fariseísmo, frío y rígido cristianismo que se aferra a un código legalista desprovisto de compasión, donde se juzga duramente al pecador y hasta se repudia. El Señor trató a los pecadores con ternura y afabilidad.

 

La benignidad lava todo lo que es duro y austero, es el amor sufrido y constante por esas personas demasiado duras y estrictas consigo mismas y con los demás. Por eso en nuestras iglesias hay una imperiosa necesidad de ser amables, pues los seres humanos entre más conocen tecnología y avances científicos, han endurecido más su corazón y les cuesta ser amables con otros. Esta generación necesita de una predicación firme pero que no carezca de la ternura de Dios, para poder guiar sus desesperanzados corazones al amor de Cristo.

 

En este mundo carente de misericordia los cristianos estamos llamados a hacer actos de benignidad y amabilidad; y a eso es a lo que nos llama Dios en el pasaje que estudiamos hoy.

 

CONFESIÓN DE FE:

PROCURARÉ CRECER Y MADURAR EN LA VIRTUD DE LA BENIGNIDAD, AYUDANDO A MIS SEMEJANTES EN LA MEDIDA DE SUS NECESIDADES TAL COMO JESÚS LO HIZO, PERO TAMBIÉN ME MANTENDRÉ FIRME EN MI CARÁCTER PARA DISCIPLINAR CON AMABILIDAD CUANDO SEA NECESARIO.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, Elohim Chasdi, Dios de mi Amabilidad (Salmo 51:18). Mi amado Dios y Señor, Jesucristo, yo sé, y por conocimiento de causa, que Tú eres Amable y trabajas para hacernos amables a nosotros tus seguidores. Por eso hoy te pido mi Señor, que las impurezas de mi carácter sean quemadas por la presencia purificadora de tu Espíritu, anhelo ser misericordioso y benigno como Tú, entonces ayúdame a ser amable, paciente y dulce en mi trato con todos aquellos que están angustiados y oprimidos, sólo así podré conducirlos a la libertad en Cristo; pero también firme en mi carácter y convicciones para corregirlos cuando sea necesario, gracias Padre Santo; he orado en el Poderoso Nombre de Jesús ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri