jueves, 5 de septiembre de 2024

BENIGNIDAD, MISERICORDIA Y PERDÓN

 

JUAN 8:10,11 (RV69) Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo:

-       Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?

Ella dijo:

-       Ninguno, Señor.

Entonces Jesús le dijo:

-       Ni Yo te condeno; vete, y no peques más

 

Es mediante una relación con Jesús y la obra del Espíritu Santo en cada cristiano, que de forma natural comienza a surgir el resultado del fruto del Espíritu, el amor, y consecuentemente cada uno de sus rasgos, en el caso de hoy, la benignidad, en nuestra vida.

 

La biblia relata en el pasaje que estudiamos hoy, la historia de una mujer que había sido encontrada adulterando y quien fue llevada delante de Jesús. Esta mujer había sido difamada, insultada, golpeada y la turba la traía a empujones, buscando que Jesús la juzgara, pero en una muestra de compasión y benevolencia, y a pesar de la presión de todas las personas, Jesús le dijo:

"Ni Yo te condeno; vete, y no peques más".  

Pudiendo aplicar la ley y condenarla a muerte por lapidación, su naturaleza y unión con el Espíritu Santo mostraron una cualidad o fruto que también debe ser parte de nuestra vida cristiana: la benignidad (ser afable, benévolo, piadoso).

 

En lo personal muchas veces fui señalado como indigno, sin embargo; el Espíritu Santo me recordaba que debía ver las cosas de la misma manera como Jesús las vio. Jesús lleno de benignidad subió a la Cruz, y esta misma benignidad debe estar en nosotros en nuestro caminar en la vida.

 

La benignidad es compañera de la misericordia y amiga del perdón;

y por ello es necesario que nosotros como hijos de Dios mostremos

ese rasgo del fruto del Espíritu en nuestra vida, pues de esta manera

miraremos a los demás como Jesús un día nos miró a nosotros mismos:

¡¡¡Procurando nuestro bienestar a cambio de su propia vida!!!

 

Ninguno de nosotros éramos merecedores ni dignos de la gracia de Dios; pero fuimos perdonados, reconciliados y justificados por el sacrificio del Señor Jesús en la Cruz.

 

CONFESIÓN DE FE:

PROCURARÉ MOSTRAR MISERICORDIA Y PERDÓN EN LA MEDIDA DE QUE LAS CIRCUNSTANCIAS EN MIS RELACIONES ME LO SUGIERAN, DE MANERA QUE PUEDA, AL IGUAL QUE MI SEÑOR JESUCRISTO, DESARROLLAR EL RASGO DE LA BENIGNIDAD COMO ESTILO DE VIDA.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, Elohim Selichot, Dios del Perdón (Nehemías 9:17). Mi amado Dios y Señor, Jesucristo, hoy vengo ante el Trono de la Gracia, para pedirte que Él Espíritu Santo haga su obra santificadora en mí, para que yo corrija todo lo que no esté alineado a Ti. Padre, hazme ver a través de los ojos de Jesús, con la benignidad de tu Espíritu Santo, porque solo a través de Él es como llegaré a la altura del varón perfecto que es Cristo Jesús. Enséñame a ser benevolente con los que sufren, a mirar con benignidad a los demás, aunque sea yo perseguido, a ser guiado por Ti y que tu naturaleza Divina me revista en mi humanidad para caminar como es digno de Ti; he orado en el Poderoso Nombre de Jesús ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri