lunes, 1 de septiembre de 2025

VERDADERA CONVERSIÓN

 

JUAN 3:3 (RV60)

Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el Reino de Dios.

 

Para lograr tener una verdadera conversión es claro que nos es necesario reconocer a Jesús como nuestro Salvador, pero también es indispensable aceptarlo como nuestro Señor. Y por eso debemos escuchar bien a Dios.

🚫 Él NO dice: "¡Cambia! y después te puedes arrepentir legítimamente."

☝🏼 Él dice: "Arrepiéntete. Después podrás cambiar."

 

¡¡¡El arrepentimiento esencialmente es un proceso de conversión

que intercambia una realidad por otra y convierte una cosa en otra;

y es la herramienta que Dios nos ofrece inicialmente

para comenzar a vivir una verdadera vida cristiana!!!

 

Cuando se viaja a un país extranjero, tal vez la primera actividad en el orden del día, después de haber recogido el equipaje del carrusel, es convertir el dinero que se lleva a la moneda de la nación a la que se llegó. En caso contrario, el dinero no vale, y aunque hoy se usen tarjetas con cambio automático, si va a usar efectivo no es aceptado. El proceso de intercambio es bastante simple: poner en el mostrador del sitio de cambios tanto dinero como quieras convertir a la otra moneda y el cajero lo repondrá con dólares, euros, etc. No queda convertida ninguna cantidad de dinero que se deje en la cartera y se elija no ponerla en el mostrador.

 

Los caminos y los pensamientos de Dios no son como los nuestros (Isaías 55:8); nuestros mundos operan bajo dos gobiernos y economías completamente ajenos; pues el dinero terrenal no nos llevará a ninguna parte en el Reino de Dios. Mediante el arrepentimiento, tomamos la moneda del mundo: malos pensamientos, sentimientos, deseos y acciones; y los intercambiamos por la moneda del Reino, de la misma manera que convertimos pesos a dólares. El arrepentimiento convierte nuestro pecado; intercambia nuestras obras injustas por la justicia que se encuentra en la "más que abundante" provisión de Jesús. El Señor está maravillosamente dispuesto a realizar ese intercambio; Él espera con entusiasmo que le llevemos un mal pensamiento para que podamos observar cómo lo convierte en un pensamiento correcto, el Suyo. Sin conversión, un intercambio de una moneda a otra, nuestros pensamientos y caminos no podrán concordar con los Suyos. Nuestras iniquidades son como trapos de inmundicia, pero el Señor en Su amor clemente intercambia nuestros trapos por vestidos como de novia adornada con sus joyas. El quita nuestros pecados y nos viste con "Ropas de Gala". Por supuesto, la conversión suprema y eterna de nuestra vida sucede cuando aceptamos la expiación del sacrificio de Jesús por nuestros pecados. No es que los pecados por los que no nos hemos arrepentido obstruyan Su perdón y permanezcan como un borrón en nuestros registros. Es importante que vea el paralelo entre el arrepentimiento continuo en su vida diaria y la conversión de "una-vez-por-todas" que experimentó la primera vez que Jesús vino a su vida.

 

Esa conversión eterna le transformó en una persona nueva, completamente libre del poder del diablo y las consecuencias del pecado; mientras tanto el arrepentimiento continuo acelera el proceso del cambio aquí en la Tierra.

 

CONFESIÓN DE FE:

SÉ QUE EL ARREPENTIMIENTO GENUINO ES COMO UN COMIENZO PROMETEDOR SOBRE EL GRAN CAMBIO QUE ME OCURRIRÁ CUANDO MI VIDA TERRENAL SE ACABE; POR ESO HOY ESTARÉ LISTO PARA UNA CONVERSIÓN VERDADERA A TRAVÉS DEL PODER DE DIOS Y SU ESPÍRITU SANTO.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, Elohim Selichot, Dios del Perdón (Nehemías 9:17). Mi amado Dios, Señor y Salvador, Jesucristo, yo sé que los hombres podemos ser lentos para perdonar, pero está en tu naturaleza, como el Todopoderoso, el perdonar, y sé que tu deseo es concedernos el perdón total. Por eso, Señor Jesús, hoy vengo a Ti tal como estoy, seguro de que mi conversión verdadera, se dará no por mis intentos por cambiar sino por la obra transformadora de tu Espíritu Santo, cuando doy frutos de arrepentimiento. Gracias Dios mío por el plan redentor que diseñaste a través de tu amado hijo Jesucristo, que trae perdón y conversión verdadera a mi vida; he orado en Su Poderoso Nombre ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri