jueves, 17 de abril de 2014

POSTRÉMONOS

 

POSTRÉMONOS

 

SALMO 95:6,7 Vengan, adoremos e inclinémonos. Arrodillémonos delante del Señor, nuestro creador, porque Él es nuestro Dios. Somos el pueblo que Él vigila, el rebaño a su cuidado. (N.T.V.)

 

©      Debemos atender el llamado a la adoración, postrémonos ante Él.

Gracias a Dios por los últimos vientos de adoración que han soplado sobre la iglesia para llevarla a una nueva dimensión en lo que a la adoración se refiere. Sin embargo en medio de tan hermosa experiencia, tenemos una racional disposición a enfatizar nuestro derecho a adorar en "nuestra propia manera".

 

Mientras me muevo en el agradecimiento  por la libertad de adorar que ahora he adquirido, puedo perder hechos esenciales acerca de la verdadera adoración.  El Salmo 95 me está llamando a la adoración y ese Salmo no me habla nada acerca de mis derechos, al contrario, enfatiza mis deberes en imperativos como:

©      "Postrémonos", "Adoremos".

 

Sé que cuando la Biblia habla de postrarnos y arrodillarnos, está hablando más allá de una simple postura física, en realidad está enfocando el hecho de rendir nuestra voluntad y nuestros caminos a Él.  Esa actitud reconoce la grandeza y majestuosidad de la autoridad de Dios.  En la adoración como en el diario vivir, quiero rendir toda mi vida al Señor de señores. Hoy entiendo que una vez que escojo al Dios viviente como mi Dios, yo le rindo mis derechos de adorarlo a mi manera, para hacerlo a la manera de Él.  En la verdadera Adoración yo no puedo escoger la forma que más me gusta y que más me hace sentir feliz, más necesito entender como Él me está guiando y cómo Él me está dirigiendo.

La adoración verdadera que Dios busca hoy, comienza en el corazón, va luego a la mente y a las emociones, toca el cuerpo, pero regresa al corazón.  Si nuestra adoración a Él comienza en la mente o en las emociones o meramente satisface nuestro cuerpo con el ritmo y la cadencia de la música  entonces comenzó en el lugar equivocado, y hoy quiero que mi adoración comience en mi corazón y finalice en mi corazón.

 

CONFESIÓN DE FE:

LO QUE COMIENZA EN EL CORAZÓN TERMINA BIEN, PERO LO QUE COMIENZA EN LA CARNE SIEMPRE TERMINA MAL.  POR ESO EL SEÑOR DIJO: "lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del espíritu, espíritu es" (JUAN 3:6).   EN ESA ADORACIÓN HOY ME QUIERO MOVER, QUIERO POSTRARME ANTE ÉL.

 

ORACIÓN:

Señor Jesús, Elohim Kjavá, Dios de mi Adoración (Salmo 29:2). Mi amado señor, el único digno de toda mi adoración eres Tú, y para mi es un privilegio ser tu adorador; por eso hoy vengo a darte gracias por darme la oportunidad de llegar ante tu trono con un corazón dispuesto a la genuina y verdadera adoración.  Señor Jesús, entiendo que en esto de adorarte, no tengo el derecho de escoger mis propios gustos para hacerlo, pues Tú me diriges, Tú quieres mostrarme el camino real y verdadero en la verdadera adoración.  En esa adoración Tú tocas mi corazón y esa adoración comienza en mi espíritu y en mi corazón.  Mi Señor y Salvador Jesucristo, hoy te pido, incrementa mi deseo de postrarme en adoración ante Ti pero en espíritu y en verdad. Amén.

 


Juan Manuel Lamus O.