ORGULLOSOS
COLOSENSES 3:12…14 Dado que Dios los eligió para que sean Su pueblo santo y amado por Él, ustedes tienen que vestirse de tierna compasión, bondad, humildad, gentileza y paciencia… Sobre todo, vístanse de amor, lo cual nos une a todos en perfecta armonía. (N.T.V.)
© ¿Qué ganamos siendo orgullosos?
Existen siete clases de personas a las que Dios no soporta: Las orgullosas, las violentas, las mentirosas, las malvadas, las ansiosas de hacer lo malo, las que mienten en un juicio y las que provocan pleitos familiares (Proverbios 6:16-19).
En el Libro de Isaías vemos como Dios consumió la gloria del rey de Asiria por ser orgulloso, pues alardeó diciendo:
- "Con el poder de mi mano lo he hecho, y con mi sabiduría, porque he sido prudente; quité los territorios de los pueblos, y saqueé sus tesoros, y derribé como valientes a los que estaban sentados; y halló mi mano como nido las riquezas de los pueblos; y como se recogen los huevos abandonados, así me apoderé yo de toda la tierra; y no hubo quien moviese ala, ni abriese su boca" (Isaías 10:13,14).
El orgullo no trae ningún beneficio a nuestra vida más al contrario, nos aleja de nuestros seres queridos, a causa de él perdemos a buenos amigos y oportunidades que tal vez no las volvamos a tener, nos impide ser felices y tener paz, nos arrebata todas las bendiciones que Dios quiere darnos.
© Ahora bien, ¿puede jactarse el hacha de tener un poder mayor que la persona que la usa? ¿Es la sierra mayor que la persona que corta? ¿Puede golpear una vara a menos que la mueva una mano? ¿Puede caminar solo un bastón de madera? (Isaías 10:15 N.T.V.)
La única respuesta a todas estas preguntas es simplemente "No". Porque estas herramientas por sí solas no podrían hacer absolutamente nada si no fuera por la persona quien las usa. Y es que muchas veces, algunos de nosotros hemos querido llevarnos ese honor pensando erróneamente que lo merecíamos por nuestro esfuerzo, inteligencia, apariencia, talento, etc.; olvidando que solo somos instrumentos útiles en las manos de nuestro Hacedor, pero que al final es Él quien merece llevarse la gloria y la honra en cada labor que realizamos.
© Tengamos la misma actitud que tuvo Cristo Jesús. Aunque era Dios, no consideró que el ser igual a Dios fuera algo a lo cual aferrarse. En cambio, renunció a Sus privilegios divinos; adoptó la humilde posición de un esclavo y nació como un ser humano. Cuando apareció en forma de hombre, se humilló a Sí mismo en obediencia a Dios y murió en una cruz como morían los criminales. Por lo tanto, Dios lo elevó al lugar de máximo honor y le dio el Nombre que está por encima de todos los demás nombres para que, ante el Nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor para la gloria de Dios Padre (Filipenses 2:5-11 NTV).
Cada mañana no nos olvidemos agradecer y reconocer que todo lo que somos y tenemos se lo debemos a Dios, es por su gracia y su amor que estamos vivos un día más, estamos sanos, tenemos una familia, tenemos un trabajo y lo servimos en un ministerio, etc.
CONFESIÓN DE FE:
LA ACTITUD CORRECTA PARA SERVIR A DIOS ES CON GOZO, HUMILDAD, GRATITUD Y AMOR. POR LO TANTO NO PERMITIRÉ QUE EL ORGULLO Y LA INGRATITUD SE APODEREN DE MI CORAZÓN; ALABARÉ Y GLORIFICARÉ CADA DÍA SU SANTO NOMBRE.
ORACIÓN:
Señor Jesús, Adonai, Rey de reyes y Señor de señores (Deuteronomio 10:17). Dios y Señor nuestro, hoy estoy genuinamente agradecido por tantas cosas que Tú me has dado; he sido bendecido de tantas maneras; estoy agradecido por haberme permitido tener amor y comprensión en mi corazón, porque Tú me has modelado el ser manso y humilde de corazón de manera que pueda mi alma tener descanso. Son estas muchas bendiciones las que hacen mi humilde vida feliz y realizada. Gracias Padre Celestial por ayudarme a eliminar el orgullo y el enojo de mi vida. Amén.
Juan Manuel Lamus O.