miércoles, 8 de julio de 2015

ENFRENTAR Y ESPERAR

 

JOSUÉ 7:7-13 Entonces Josué clamó:

-       Oh Señor Soberano, ¿por qué nos hiciste cruzar el río Jordán si vas a dejar que los amorreos nos maten? ¡Si tan solo nos hubiéramos conformado con quedarnos del otro lado! Señor, ¿qué puedo decir ahora que Israel tuvo que huir de sus enemigos? Pues cuando los cananeos y todos los demás pueblos de la región oigan lo que pasó, nos rodearán y borrarán nuestro nombre de la faz de la tierra. Y entonces, ¿qué pasará con la honra de tu gran nombre?

Pero el Señor le dijo a Josué:

-       ¡Levántate! ¿Por qué estás ahí con tu rostro en tierra? ¡Israel ha pecado y ha roto mi pacto! Robaron de lo que les ordené que apartaran para mí. Y no solo robaron sino que además mintieron y escondieron los objetos robados entre sus pertenencias.  Por esa razón, los israelitas huyen derrotados de sus enemigos. Ahora Israel mismo será apartado para destrucción. No seguiré más con ustedes a menos que destruyan esas cosas que guardaron y que estaban destinadas para ser destruidas. ¡Levántate! Ordénale al pueblo que se purifique, a fin de prepararse para mañana. Pues esto dice el Señor, Dios de Israel: "En medio de ti, oh Israel, están escondidas las cosas apartadas para el Señor. Nunca derrotarás a tus enemigos hasta que quites esas cosas que tienes en medio de ti". (N.T.V.)

 

©      Tomémonos un tiempo para enfrentar el pecado y esperar en oración.

(Leer Josué 7:1-15)

 

Josué vio la poderosa mano de Dios en acción muchas veces, desde que cruzaron el Mar Rojo, hasta que se vinieron abajo los infranqueables muros de Jericó. Pero, después, el comandante hebreo experimentó una derrota desastrosa. Inmediatamente después de la conquista de Jericó, sus asesores le recomendaron avanzar para derrotar a la ciudad de Hai. Josué aceptó su sugerencia, esperando tener éxito. En cambio, los israelitas se replegaron atemorizados después de que 36 de sus hombres cayeron en la batalla. ¿Por qué, se preguntó José, les hizo esto el Señor? (Vs.7-9). Pero él había interpretado mal la situación; no fue Dios quien causó ese desastre. El problema se originó en el ejército hebreo, cuando un israelita tomó el botín prohibido después de que Jericó cayó. Por no haber buscado Josué el consejo de Dios, no supo que había un problema hasta que fue demasiado tarde. El hombre que había pecado fue ejecutado, junto con su familia. Entonces Dios le dijo a Josué que ya podía tomar Hai. Esta vez, limpio de iniquidad y obedeciendo la dirección Divina, el ejército tuvo éxito (Josué 8).

 

Esta historia contiene dos lecciones vitales:

1.   Es fundamental enfrentar al pecado de manera rápida y total.

2.   Antes de tomar acción, debemos esperar la dirección de Dios.

©      ¿Está usted tratando de ganar una batalla con sus propias fuerzas?

 

CONFESIÓN DE FE:

EXAMINARE MI CORAZÓN Y ME ARREPENTIRÉ DE TODO PECADO. PEDIRÉ LA DIRECCIÓN DE DIOS PARA NO ADELANTARME A SUS PLANES, PORQUE AUNQUE PUEDA RESULTAR DIFÍCIL, SE QUE EL RESULTADO FINAL BIEN VALE LA ESPERA.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, Jehová Sabaot, el Señor de los Ejércitos (1 Samuel 1:11). Mi Señor eres el ser más poderoso y el más grande guerrero en el universo. A Ti, Adonai, Rey y general de tus ejércitos en el cielo y en la tierra, el Supremo comandante en jefe, gracias quiero darte hoy por hacerme en mas que vencedor; pero que me ayudes a arraigar en mi corazón la intención permanente de acudir a tu presencia en pleno arrepentimiento de mis pecados y pidiendo la dirección correcta para la toma de mis decisiones. Gracias mi Señor y Salvador Jesucristo pues se que esperar en Ti vale la pena. Amén.

 

 

 
Juan Manuel Lamus O.