lunes, 26 de noviembre de 2018

¿SUFRIENDO?

 

JUAN 4:10-14 Jesús contestó:

-     Si tan solo supieras el regalo que Dios tiene para ti y con quién estás hablando, tú me pedirías a mí, y Yo te daría agua viva.

-     Pero señor, usted no tiene ni una soga ni un balde, le dijo ella, y este pozo es muy profundo. ¿De dónde va a sacar esa agua viva? Además, ¿se cree usted superior a nuestro antepasado Jacob, quien nos dio este pozo? ¿Cómo puede usted ofrecer mejor agua que la que disfrutaron él, sus hijos y sus animales?

Jesús contestó:

-    Cualquiera que beba de esta agua pronto volverá a tener sed, pero todos los que beban del agua que Yo doy no tendrán sed jamás. Esa agua se convierte en un manantial que brota con frescura dentro de ellos y les da vida eterna. (NTV)

 

Del amor de Dios para los que sufren. (Leer Juan 4:7-27)

Jesús dijo: "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre" (Juan 14:9). Su vida reveló claramente el carácter y la compasión de Dios para con las personas.

 

Analicemos la conversación que tuvo el Salvador con la mujer samaritana y aprendamos acerca del amor de Dios y de su interés por nosotros:

1.  Jesús dio el primer paso. Para gran consternación de sus discípulos, Jesús conversó con la mujer samaritana. En ese tiempo, los judíos no tenían trato con los samaritanos; de hecho, evitaban viajar a través de su región. Pero Dios no se rige por las reglas o los prejuicios de los hombres. Él trae un mensaje de esperanza y vida nueva a todos los que escuchen y crean.

2. Jesús conocía su sufrimiento y su angustia. La mujer debió haberse sentido inútil, abandonada y despreciada después de que cinco esposos se divorciaran de ella. Todos tenemos una carga emocional que nos agobia y nos causa sufrimiento. Pero nuestro Padre Celestial conoce tanto nuestro dolor como nuestra vergüenza.

3.  Jesús le brindó perdón y amor. Sacó fuera los detalles de su situación sin condenarla, para que ella fuera receptiva a su oferta de perdón y de una relación con Dios. Él entendía lo que ella necesitaba, sentirse amada, valorada y aceptada, y sabía que la respuesta era una relación con Él.

 

Dios nos ve hoy tan claramente como vio a la mujer samaritana. Conoce nuestras heridas, y quiere sanarnos y restaurarnos.

¿No quisiera usted aceptar su amor? Sométase a la obra transformadora del Espíritu Santo, para que pueda experimentar su amor y su restauración.

 

CONFESIÓN DE FE:

ESTOY PLENAMENTE CONVENCIDO QUE DIOS ME AMA Y POR ESO SE INTERESA EN MÍ. ME LO HA DEMOSTRADO DE MUCHAS MANERAS, ESPECIALMENTE AL TOMARME EN SUS MANOS Y TRANSFORMAR MI VIDA, Y CRISTO A DADO LA SUYA EN SACRIFICIO POR MÍ.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, El Kjesed, Dios de Amor Fiel e Inagotable (Salmo 25:6). Mi amado Dios y Señor Jesucristo, gracias por tu predisposición incondicional y altamente favorable hacia los que en Ti creemos y en Ti confiamos. Amor, misericordia, bondad, lealtad, fidelidad son los atributos tuyos que nos manifiestas permanentemente dejándonos saber evidentemente que nos amas, te interesas en nosotros y en nuestro sufrimiento, con un amor que asume obligaciones elegidas voluntariamente, que es inagotable e incondicional. Gracias quiero darte hoy por tu sacrificio en la Cruz del Calvario, pues es la mas grande muestra, no solo de amor, sino de interés y entrega, de manera que no puedo mas que volver a decirte gracias y que sepas que me siento seguro en Ti, y plenamente amado, protegido, prosperado, sanado, liberado y mucho mas. Gracias mi Señor y salvador Jesucristo, he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Juan Manuel Lamus O.