domingo, 30 de junio de 2019

DISCUTIR SIN ACABAR EL MATRIMONIO

 

¡¡¡Cómo Discutir en el Matrimonio sin Romper Relaciones!!!

 

"Yo quisiera no tener que discutir nunca con mi esposo". Decía en medio de lágrimas la esposa desconsolada.

"Mi esposa me está volviendo loco, discute por todo, no me entiende y cada día no hace sino desesperarme". Decía un esposo desesperado.

 

¿Es posible vivir como matrimonio sin tener que discutir?

 

Los Conflictos y las discusiones no son malas, son el mecanismo genuino que nos lleva a crecer como pareja. Lo que necesitamos en nuestro matrimonio es saber tratar con nuestras diferencias y aprender a saltar juntos los obstáculos que se presentan a diario.

 

EFESIOS 4:26,27

Además, "no pequen al dejar que el enojo los controle".

No permitan que el sol se ponga mientras siguen enojados, porque el enojo da lugar al diablo. (NTV)

 

La clave en el matrimonio es aprender a tratar nuestras diferencias con mentalidad de adulto. Cuando como adultos hablamos y discutimos, sacamos los frutos más sólidos de nuestra relación.

 

He aquí algunos de los elementos determinantes que producirán una saludable discusión de tópicos que fortalecerán nuestra relación de matrimonio:


1.     Demuestre a su Cónyuge que su Amor por él o ella es Incondicional.

Muchos matrimonios se demuestran amor, pero condicional.

"Si piensas como yo, sí aceptas lo que digo y vas donde quiero, te amo, pero sí discrepas conmigo no te demostraré amor".

La Biblia no habla de unidad como producto de la uniformidad, sino de unidad en medio de la diversidad.

Nuestro amor no puede ser condicionado. Dios nos ama incondicionalmente y ese tipo de amor tenemos que expresarlo en el matrimonio.

Mis ideas no tienen porque alejarme de la persona a quien amo y quién tiene ideas diferentes.

 

Juntos podemos enriquecernos en la combinación de nuestras diferencias.


2.    Decida NO atacar si usted es atacado.

Hay momentos en nuestra relación cuando nuestro cónyuge por su inmadurez, o por su confusión o tal vez por sentirse indefenso, nos ataca.

Si respondemos de la misma manera, con un ataque, creamos un problema y las posibilidades de solución de problemas tenderán a profundizarse.

 

PROVERBIOS 15:1

La blanda respuesta quita la ira; Mas la palabra áspera hace subir el furor. (RV60)

 

Esta es una gran verdad bíblica fundamental, que produce un fruto que se nota en forma casi inmediata.


3.    Ejercite el Dominio Propio con el enojo.

La Biblia habla claramente que uno de los frutos del Espíritu es el dominio propio. (Gálatas 5:22,23)

Cuando la Biblia habla del dominio propio se refiere a dominar tres cosas:

La lengua, la comida y el sexo.

 

Entonces, en el matrimonio en medio de una discusión necesitamos ejercer el dominio propio en la lengua, no permitiendo que ella sea el medio rápido de desplegar nuestra ira hacia el cónyuge.


4.   Actitudes Vs. Reacciones.

No se concentre mucho en la expresión, las palabras o las actitudes que vienen del cónyuge, sino más bien en tus reacciones.

 

Jesús lo dijo de esta manera: MATEO 7:3-5

¿Y por qué te preocupas por la astilla en el ojo de tu amigo, cuando tú tienes un tronco en el tuyo? ¿Cómo puedes pensar en decirle a tu amigo: "Déjame ayudarte a sacar la astilla de tu ojo", cuando tú no puedes ver más allá del tronco que está en tu propio ojo? ¡Hipócrita! Primero quita el tronco de tu ojo; después verás lo suficientemente bien para ocuparte de la astilla en el ojo de tu amigo. (NTV)

 

En el matrimonio, en medio de discusiones, tendemos a mirar más los ataques que recibimos e ignorar nuestras reacciones. Nosotros no somos responsables de los ataques que vienen, pero sí de nuestras reacciones.

 

Cuando comienzo a reconocer y tratar mis reacciones, descubro que un cambio comienza a generarse en mi cónyuge con quien tengo ciertas diferencias.


5.    Muévase más allá del dolor a través del entendimiento.

Entendimiento en el matrimonio no puede llegar o experimentarse hasta que no logre la claridad de lo que yo estoy recibiendo.

Muchas veces nuestro cónyuge no esta expresando claramente lo que esta en su corazón. Especialmente a las mujeres les cuesta expresar claramente lo que tienen dentro de ellas, debido a que son básicamente movidas por las emociones y los hombres somos movidos por la lógica.

Es por eso que es común escuchar a un hombre decir: "Tú dijiste esto o aquello".

La esposa dice: "Yo no dije eso o no lo quise decir".

Parafrasear es algo vital en la comunicación. Parafraseo es repetir lo que oímos para estar seguros de que nuestro cónyuge ha podido expresar lo que está en su corazón.

 

Para eso necesitamos movernos más allá del dolor hacia una genuina comunicación.


6.    ¿Culpar o aplicar misericordia?

Decida no culpar a su cónyuge y derrame misericordia sobre él o ella.

Recordemos que la culpa es un instrumento de Dios para llevarnos al arrepentimiento, pero lamentablemente satanás usa la culpa para condenarnos.

La culpa en el diseño de Dios produce convicción, pero la culpa en manos del enemigo produce condenación. Culparnos mutuamente solo extiende el abismo entre los dos.

 

Dios es misericordioso y compasivo, entonces Él quiere que en nuestro matrimonio no perdamos ni la misericordia ni la compasión.

 

CONCLUSIÓN:

El Salmista dijo de Dios:

 

SALMO 23:6

Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,

y en la casa del Señor moraré por días sin fin. (RVA'15)

 

Ojalá nuestro cónyuge pudiera decir lo mismo de nosotros:

"Desde que decidimos aprender a discutir en nuestro matrimonio, el bien y la misericordia me han seguido de tu parte".

 

Decida hoy comenzar este sencillo plan de resolución de discusión en tu matrimonio y notarás una gran diferencia.

 

¡¡¡Así es como funciona!!!

Tu matrimonio y tu familia son el tesoro más valioso que Dios te ha dado

¡¡¡CUÍDALO!!!

 

Un Abrazo, Dios te bendiga y te guarde, haga resplandecer su rostro sobre ti,

y tenga de ti misericordia; y permita que prosperes en todas las áreas de tu vida,

y derrame sobre ti muchas bendiciones de Vida, Paz, Amor, Salud

y mucha Prosperidad


Juan Manuel Lamus O.