¡CREE Y VERÁS!
JUAN 20:24-31 Tomás, uno de los doce discípulos (al que apodaban el Gemelo), no estaba con los otros cuando llegó Jesús. Ellos le contaron:
- ¡Hemos visto al Señor! Pero él respondió:
- No lo creeré a menos que vea las heridas de los clavos en sus manos, meta mis dedos en ellas y ponga mi mano dentro de la herida de su costado.
Ocho días después, los discípulos estaban juntos de nuevo, y esa vez Tomás se encontraba con ellos. Las puertas estaban bien cerradas; pero de pronto, igual que antes, Jesús estaba de pie en medio de ellos y dijo:
- La paz sea con ustedes. Entonces le dijo a Tomás: Pon tu dedo aquí y mira mis manos; mete tu mano en la herida de mi costado. Ya no seas incrédulo. ¡Cree!
- ¡Mi Señor y mi Dios! —exclamó Tomás. Entonces Jesús le dijo:
- Tú crees porque me has visto, benditos los que creen sin verme. (NTV)
♥ Debemos creer para ver, y no lo contrario. ¿Alguna vez ha dudado de Dios?
En algún momento de la vida, cada uno de nosotros podría responder que sí. Las dudas surgen cuando no se cumplen nuestras expectativas; por ejemplo, cuando creemos que Dios actuará de cierta manera, pero no lo hace. Entonces empezamos a cuestionar su amor, y nos preguntamos si en verdad quiere lo mejor para nosotros.
El escéptico más famoso de la Biblia es Tomás. Él no estaba con los otros discípulos cuando el Redentor resucitado se les apareció. Más tarde, cuando le dijeron a Tomás que habían visto al Señor, se negó a creer. Había dejado todo para seguir al Señor, pero la crucifixión había frustrado sus expectativas del Glorioso Reino mesiánico. En su duda, Tomás exigió pruebas antes de creer.
♥ ¿Alguna vez ha considerado lo audaz que fue el ultimátum de Tomás?
Ningún ser humano tiene derecho de exigir nada del Hijo de Dios. Sin embargo, a la semana siguiente, el Señor se le apareció al escéptico discípulo y le dio con misericordia la prueba que quería. El Salvador sabía que esto no era un caso de incredulidad rebelde, pues Tomás le pertenecía (Juan 18:9). Si somos del Señor, no debemos temer a que nos haga a un lado. Recuerde las palabras de seguridad de las Sagradas Escrituras:
"Si somos infieles, Él permanece fiel; Él no puede negarse a Sí mismo" (2 Timoteo 2:13).
¡¡¡Nuestras dudas deben ser un recordatorio de que tenemos mucho más
que aprender acerca de Dios, entonces es necesario que creamos para ver!!!
♥ Por tanto, pensemos en las dudas como un desafío para profundizar en su Palabra y descubrir por qué nuestras expectativas nos han llevado a la incredulidad. Cuanto más crezcamos en el conocimiento de nuestro Señor, más confiaremos en Él.
CONFESIÓN DE FE:
HOY DECIDO CONFIAR, CREER SIN DUDAR EN EL SEÑOR JESÚS, Y ESTOY SEGURO DE QUE NADA NI NADIE PODRÁ NUBLARME LA VISTA, Y ENTONCES SIEMPRE LOGRARÉ VER LO QUE CREO.
ORACIÓN:
Padre Celestial, El HaNeeman, Dios Fiel y Confiable (Deuteronomio 7:9). Mi Dios y Señor Jesucristo, sé que todo lo que Tú, el Dios Único y Verdadero, dices y haces es verdad, así que eres completamente confiable. Por eso quiero en este día creer en Ti para verte a Ti, mi Señor, a pesar de todos los enemigos que intentan apagar mi fe. Hoy dirijo mi mirada sólo hacia Ti, el autor y consumador de la fe, pues es seguro que cuando lo hago todas las cosas imposibles de mi vida las veo y se harán posibles. Declaro que el temor y la duda no podrán poner incredulidad en mi vida y nublar mi vista para ver lo que creo. He orado en tu Poderoso Nombre, Jesús ¡Amén!
Juan Manuel Lamus O.