CALZADO Y FORTALEZA
DEUTERONOMIO 33:25 Que tus cerrojos sean de hierro y bronce; y tu poder dure tanto como tu vida. (BLPH)
EFESIOS 6:15 y calzados los pies con el celo por anunciar el Evangelio de la paz. (BLPH)
♥ De como ir por el camino de la vida bien provistos por el Señor, y sin temor ni duda ejerciendo con denuedo nuestro llamado en Su obra.
Aprópiate de esta promesa de Dios:
¡¡¡Hierro y metal tu Calzado, y como tus días tu Fortaleza!!!
Dos cosas son concedidas por Dios al peregrino, el que va por tierras extrañas, al que en Él cree, en Él confía y en Él se goza:
♥ El Calzado y la Fortaleza.
1. EL CALZADO.
El calzado es necesario para viajar por los caminos malos, cuando debemos pisar mortales enemigos. No caminaremos descalzos; esto no hablaría bien de príncipes de sangre real. Nuestro calzado no será de un material cualquiera; tendrá suelas de metal duro que no se desgastarán aun cuando el viaje sea largo y penoso. Estaremos protegidos en la medida de las necesidades del camino y del combate.
🥾 Por lo tanto, caminaremos con intrepidez sin temor alguno, aunque tengamos que pisar serpientes y dragones.
2. LA FORTALEZA.
Nuestra fortaleza será tan duradera como los días de nuestra vida, es decir por siempre, y estará en proporción con el trabajo y la carga que llevemos. Las palabras son cortas: "como tus días tu fortaleza", pero el significado es completo. Si en este día nos sobreviene una prueba penosa o un trabajo que requiere toda nuestra energía, también se nos concederá una fortaleza adecuada. Esta promesa, hecha a Aser, también ha sido hecha a todos aquellos hijos de Dios que tienen fe para apropiársela.
💪🏼 Tengamos esa santa osadía que la promesa de Dios está destinada a producir en el corazón del creyente, del seguidor de Cristo.
CONFESIÓN DE FE:
HOY ME COLOCARÉ EL CALZADO FINO Y PODEROSO QUE DIOS HA PROMETIDO A LOS QUE EN ÉL CONFIAMOS, Y MI FORTALEZA SERÁ VISTA IMPACTANDO AL MUNDO EN GRAN DESPLIEGUE, PUES EL SEÑOR ESTÁ CONMIGO ADONDE QUIERA QUE YO VAYA.
ORACIÓN:
Padre Celestial, El Salim, Dios de mi Roca y mi Fortaleza (Salmo 62:7). Mi amado Dios y Señor Jesucristo, el Todopoderoso eres Tú, así es que porque Tú eres mi Roca y mi Castillo (Salmo 31:3), diré yo como dijo el salmista: "Señor Tú eres mi refugio, mi fortaleza. Dios mío, confío en Ti." (Salmo 91:2). Por todo esto y más, hoy vengo a tu presencia a darte gracias desde lo más profundo de mi corazón, pues Tú me preparas para el camino duro y me prometes tu fuerza en este día y por siempre, de manera tal que no habrá nada ni nadie que pueda contra mí, pues soy un hijo reconocido tuyo, un príncipe cuyo calzado de hierro tu mismo has puesto en sus pies, y cuya fortaleza está amparada en el gozo del Señor. Gracias, mi Señor y Salvador Jesucristo por el calzado y la fortaleza que me has dado; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!
Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri