jueves, 2 de marzo de 2023

KOINONÍA = COMPAÑERISMO

 

JUAN 15:12-15 Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como Yo los he amado. Nadie tiene mayor amor que este: que uno ponga su vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que Yo les mando. Ya no los llamo más siervos porque el siervo no sabe lo que hace su señor. Pero los he llamado amigos porque les he dado a conocer todas las cosas que oí de mi Padre. (RVA'15)

 

De la koinonía como principio esencial para el compañerismo entre hermanos y como ayuda para la santidad.

 

Cuando Dios creó todo, solo una cosa no tuvo su aprobación, miró a Adán, quien era el único ser en su clase, y dijo:

"No es bueno que el hombre esté solo" (Génesis 2:18).

 

¡¡¡El Señor creó a las personas para que tuvieran koinonía, es decir,

compañerismo espiritual, emocional, mental y físico, de modo

que pudieran compartir su ser más íntimo unos con otros!!!

 

Jesús explicó esto a sus discípulos, diciéndoles que debían amarse unos a otros tal como Él los había amado. En una amistad que honra a Dios, dos personas se edifican mutuamente y se animan una a otra a tener un carácter como el de Cristo. Sin embargo, muchas no logran entablar y mantener relaciones que estimulen su fe (Proverbios 27:17). Lo que hacen es hablar trivialidades propias de simples conocidos: de política, del clima, de cómo van en las redes sociales y en general de asuntos mundanos. Lamentablemente, también los creyentes rehúyen la conversación profunda en cuanto al pecado, la conducta transparente y la vida de acuerdo con los parámetros bíblicos, que servirían para enriquecer su fe.

 

Las relaciones sólidas comienzan cuando deciden arriesgar su orgullo y su comodidad para amar de la manera que lo hace el Señor Jesús, reconociendo que los amigos, en la koinonía, deben motivarse unos a otros para tener más santidad. En la koinonía que hay confianza y humildad, dos personas se confiesan sus faltas, se amonestan gentilmente y comparten sus cargas. Las murallas que levantamos para mantener alejadas a las personas, también las usamos para apartar a Dios de nuestros asuntos.

 

En la medida que aprendemos a tener compañerismo con franqueza en nuestra koinonía con un hermano en Cristo, desarrollamos la capacidad de ser más sinceros también con Dios.

 

CONFESIÓN DE FE:

PROCURARÉ HACER AMISTADES QUE EN EL COMPAÑERISMO Y LA KOINONÍA ME AYUDEN A BUSCAR CADA DÍA MÁS LA SANTIDAD, SIENDO SINCERO EN LOS ASUNTOS MÁS PROFUNDOS Y A LA VEZ DESARROLLANDO UN CORAZÓN ABIERTO Y TRANSPARENTE CON DIOS.

 

ORACIÓN:

Dios y Padre nuestro, Elohim Kedoshim, Dios Santo (Levítico 19:2). Mi amado Dios y Señor Jesucristo, sé que Tú eres único, especial y singular. No hay nadie ni nada como Tú, ni nunca lo habrá, eres distinto de todos y de todo, puro y libre de cualquier error. Es por eso que puedo acercarme al Trono de la Gracia, a tu presencia, sin temor sino más bien con la seguridad de encontrar en Ti todo lo necesario para que en la verdadera koinonía sea un compañero de ayuda a mis amigos, y ellos para mí, para que en una búsqueda mutua hallemos la santidad que Tú quieres para nosotros, los que te amamos y en Ti confiamos. Gracias mi Señor y Salvador Jesucristo por ser mi amigo incondicional y mi primer compañero de santidad; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri